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Joaquín El de la Paula |
El cantaor gitano Joaquín Fernández Franco, Joaquín el de la
Paula, nació en Alcalá de Guadaira el 12 de febrero de 1875 y falleció en esta localidad sevillana el 10 de junio de1933. Era sobrino de Tío Frasco y la Roezna y
tío de Juan Talega y Manolito de María. Como en todos los hogares gitanos,
desde pequeño empieza a tener contacto con el cante en las diversas reuniones
familiares, que se acrecienta cuando
Tomás El Nitri se queda a vivir con ellos.
Se hace mayor y ejerce de cabo de cocina en el ejército que participa en la
guerra de Cuba, de donde se trae una de las numerosas enfermedades crónicas que
le aquejaría a lo largo de toda su vida. Al poco tiempo se casa con Caridad
Vargas "La Cholona" de cuyo matrimonio nacieron Enrique e Hiniesta.
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Joaquín El de la Paula |
Adopta la personalidad de su hermano José para impedir que le vuelvan a llamar
a filas y sigue con su oficio de esquilador, oficio muy extendido entre los
gitanos de la época al igual que el de herrero, empezando también a ganar sus
primeros jayares con el cante.
Siendo sus hijos todavía pequeños se queda viudo y poco
tiempo después Pedro Gutiérrez alcalde de Alcalá de los
Panaderos, como se
conocía antiguamente a este pueblo, le cede una de las cuevas al pie del
castillo a donde se va con una prima hermana de Antonio Mairena y los hijos de
ambos.
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Perrate de Utrera, Juan Talega y Manolito de María |
Manuel Ríos Vargas nos mete de lleno en los entresijos de su
cante: "Rebuscando por los amargos senderos de la pena y las
"ducas", éste desgranó los distintos tercios de su cante y de su
personal estilo a orillas del río Guadaíra, así como en la antigua Venta de
Platilla. ¡Cómo temblarían las viejas paredes de la venta con los cantes de
Joaquín! Su cante no era para divertir sino más bien oración y rito racial, el
quejío lastimero y punzante que, pellizcando las fibras sensitivas
transmitía a
todo aquel que le escuchara suores de escalofríos, destrozándoles de esta
manera su sistema nervioso".
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Joaquín El de la Paula |
Joaquín además de crear junto a su hermano Agustín, uno de
los estilos de soleares más puro y jondo de la historia del flamenco, cantaba
también con su particular enjundia bulerías, tonás, seguiriyas y saetas. Este
hombre que llevaba en sus entrañas los sones de Alcalá y todos los matices de
sus antepasados, debuta en público en 1927 en el Café Nevería con la guitarra
de Fernando Rincón, después desarrollaría su vida artística subterráneamente en
fiestas y juergas. De sobra son conocidos los viajes que
hacían los señores de
aquella época a la cueva del Paula para que participara en la fiesta que se iba
a formar en ese templo alcalareño de lo jondo que fue la Venta de Platilla.
Se cuenta que, en una de esas fiestas, después de llevarse
Joaquín más de tres horas cantando para un señor, le pidió que le diera algo
para llevar a su casa. Pero el señor que era catalán en asuntos monetarios le
dijo que ya estaba pagado con lo que se había comido y bebido. Joaquín se
levantó y antes de irse se dirigió al generoso y le espetó -Permita un divé que
la próxima vez que te canten sean los curas-.
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Enrique El de la Paula |
Además de Joaquín, eran asiduos a este Templo alcalareño
cantaores de la talla de Manuel Torre, Vallejo, El Carbonerillo, Juan Talega, El
Sevillano... y los toreros de renombre como Juan Belmonte, Chicuelo, Curro
Puya...
Dentro de su racha de mala suerte, quedarse viudo con dos
niños pequeños, sus numerosas enfermedades crónicas...
Tuvo un golpe de buena
suerte cuando vinieron a la cueva a buscarlo unos señores para que participara
en una juerga que querían montar, llegaron a un acuerdo y Joaquín les dijo que
se fueran para la venta que él llegaría enseguida, así lo hicieron y cuando el
vehículo en el que viajaban cruzaba las vías fue arrollado por el tren de los
panaderos pereciendo todos sus ocupantes.
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Joaquín el de la Paula |
Tío Joaquín fue también el personaje central de la novela Martín
el de la Paula en Alcalá de los Panaderos de Eugenio Noel, publicada en 1926 y
reeditada en los años noventa. Otra de las facetas en la que destacaba era la
de letrista y no sólo escribía las letras que interpretaba, sino que eran
muchos los cantaores que acudían a su cueva para pedirle letras para sus
repertorios, artistas de la talla de Tomás Pavón, Manuel Torre y Manuel
Vallejo, entre otros.
Durante varios años este lector habitual de la Historia
Sagrada montaba una caseta en la feria de Mairena del Alcor llamada El
Descrédito contando con la inestimable ayuda de su hijo Enrique, su sobrino
Manolito de María, Luis Candela y Antonio El Sevillano. "Joaquín era el polo
opuesto a Manuel Torre, un hombre equilibrado, patriarcal, inteligentísimo con
una gracia finísima" recuerda Antonio Mairena. El propio Manuel Torre dijo
del friolero: "Cuando Cantaba Joaquín por solea en una fiesta, que no
cantara más nadie".
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Joaquín el de la Paula |
Muy pocos son los que han sacado sobresalientes a la hora de
interpretar este cante por solea, sus sobrinos Juan Talega y Manolito El de María
y fuera de este entorno, un gitano de Marchena llamado Manolo "El
Chindo" del que cuentan que cuando este gitano cantaba la solea de
Joaquín, este al escucharlo lloraba como un niño, por desgracia como muchos
otros irrepetibles su arte no quedó reflejado en los
surcos para desgracia de
la afición, y por último el Gran Perrate de Utrera, el cual si dejó unos ricos
documentos sonoros aunque muy disperso pero suficiente para mostrar las
vergüenzas de los que permitimos que artista tan grande muriera casi en la
indigencia. Hoy en día la máxima
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Cerámica en recuerdo de Joaquín El de la Paula |
referencia en el cante por solea de Alcalá
sigue siendo Rancapino de Chiclana.
Joaquín no quiso nunca entrar en un estudio de grabación,
comentaba que si él grababa llegaban los aficionados a un bar y pedían media
botella de vino y le decían al tabernero pon un disco de Joaquín el de la Paula
y por media botella lo escuchaban cantar y no grabando lo tenían que venir a
buscar a la cueva. Después de mucho insistir sus hijos consiguieron vencer esta
reticencia y por fin se decidió a impregnar los surcos con su arte.
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Venta Platilla - Castillo de Alcalá |
El 10 de junio de 1993 el mismo día en que llegaban unos
billetes de tren para que acudiera a unos estudios de Barcelona, Joaquín
Fernández Franco dejó de existir. Un día antes, su sobrino Juan Talega le
escucharía sus últimos cantes por solea en una taberna alcalareña. Sus hijos
tuvieron que recurrir a un amigo de la familia y persona importante en el
pueblo, Agustín Alcalá y Henke para que
sufragaran los gastos del sepelio,
donando el Ayuntamiento "la sopera" que era como se conocía allí al
carro los muertos, por su semejante forma. La transmisión oral nos ha dejado
parte de su legado por mediación de sus sobrinos, pero por mucho que lo
escucharan, un artista siempre le imprimirá su sello propio, su impronta y sus
tesituras vocales, por muy fieles que fueran sus interpretaciones nunca serían
exactas. Por lo que el cante de Tío Joaquín el de la Paula quedará para siempre
como uno de los muchos enigmas del flamenco.
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