Luis Torres Cádiz nace en la Puebla de Cazalla el 23 de
enero de 1910, hijo de Carmen Cádiz de la que algunos familiares manifestaron
que cantaba para reventar en la intimidad y de Francisco Torres, corredor de
bestias y gran aficionado al cante flamenco. Su hermano José Torres monta un
negocio en Osuna (Sevilla) Luis cuando contaba 14 años se va a vivir con él,
años más tarde se trasladarían los dos a Morón de la Frontera donde el mayor de
los hermanos se llevaría también su negocio de encajes, esta vez Luis viviría
con su hermana Carmen. Su afición al flamenco le viene de escuchar a su madre y
a su hermano Joselero, que por aquellas fechas estuvo cantando profesionalmente
con el nombre del Niño de la Puebla, coincidiendo en los escenarios con El Cojo
de Málaga, la Niña de los Peines, José Cepero, entre otros artistas. A Luis le
empiezan a romper con el sobrenombre de Luis de Joselero, dedicándose a vender
ambulantemente encajes, tiras bordás, carteras, peines… con un canasto de
mimbre. Otros cantaores que empieza a escuchar por mediación de su hermano son
al Cojo de Málaga y al Niño Medina, haciendo lo propio con los demás artistas
de la época en las placas que había en los bares donde va recalando mientras va
enseñado a los clientes sus productos. Cada vez le tira más y más el gusanillo
del cante, que se acrecentó cuando conoce a Diego de Gastor, este encuentro le
cambiaría la forma de vida y empiezan a conocerlo ya por Joselero a secas, cosa
que a él no le importa. “Nos juntábamos
por la noche en ca José Barrera, calle Nueva, Diego, El Quino, Lebrón, Enrique
Méndez…, y con 3 o 4 gordas comprábamos medio litro de vino y el tiempo para
nosotros…” (Joselero). Sus propósitos de vender, lo lleva a ampliar territorios
y así llega hasta Dos Hermanas allí coincidiría con Juan Talega en las fiestas
que organizaban los maestros aceituneros en las calderetas, por aquellas fechas
es llamado a fila, realizando el servicio militar en Sierra Nevada donde actúa en
varias ocasiones para entretener a los soldados.
Joselero se casaría con Amparo Amaya Flores, hermana de
Diego del Gastor, aunque no abandona la venta ambulante, ya el cante sería su
primer sustento. “Mi oficio es vender. Pero si se ofrece cantar en algún sitio
allá voy. Tengo siete hijos, todos a mis espaldas. Puedo decir que mi
especialidad es la fiesta” (Joselero a Manuel Naranjo en el semanario moronense
Arunci, 1962). A Joselero le tocó vivir el periodo más duro de la historia de
los artistas flamencos, depender de los señoritos para llevar el sustento a sus
familias, época que mira con desprecio, el mismo que le profesaron los
artífices de esas reuniones con todos sus agravios ya conocidos por la afición.
No deja de reconocer que esas fatigas propiciaron que el cante brotara con más
grandeza, producto de la rabia, de la ira que volcaban en él, como desahogo a
las afrentas soportadas, así como el poner en el asador todo el poder de
transmisión que la vida le dio, para deleitar y ser llamado una y otra vez para
trabajar. Diego, por su rebeldía, era el que peor lo llevaba y era muy reacio a
participar en este tipo de reuniones, que los artistas como Joselero, que tenía
una prole de hijos no tenían más remedio que aguantar, por él accedió a asistir
a este tipo de reuniones, de las que en más de una ocasión saldría pitando cuando
lo interrumpía algún gracioso.
EL
TRÍO DE LOS GITANOS BLANCOS
Joselero a finales de los años veinte formaría un trio con
el bailaor El Quino y su amigo y ya cuñado, Diego del Gastor, muchos años antes
en que este se convirtiera en leyenda, con los que se presentaban a las fiestas
donde eran requeridos. Guarda buenos recuerdos de Manolito de María con el que
cantó muchas veces en Morón, también de Joaquín el de la Paula, especialmente
la vez que acudió con Diego a una fiesta en el Empalme donde también habían
llamado además del alcalareño a Manuel Torre. Se le llena la boca al hablar del
Perrate de Utrera al que profesaba una gran admiración “… ¡No cantaba gitano ni
ná, ese Perrate! Yo he convivio mucho con Perrate y los gitanos de Utrera.
Mira, cuando saliamos de una fiesta Diego y yo -que nos daban a cá uno cinco
duros y nos tenían cantando toa la noche- (aunque con cinco duros había
entonces pá comer una semana) y nos tomábamos unos cacharros de Machaco
cogíamos el tren que nos costaba tres o cuatro pesetas y nos íbamos a Utrera
con Perrate, con Tío José el Carnicero, el padre de Fernanda y Bernarda, que
ellas eran todavía chiquillas y cantaban más bien… Allí con un potaje de
frijones y una arroba de vino estábamos de fiesta hasta que se acababa el vino
y el dinero. Pero una fiesta de nosotros…” (Con la vieja escuela: Joselero de
Morón por Manuel Herrera, Sevilla Flamenca).
También participarían en las fiestas que montaba Pepe Pinto en la venta
Guadaira de Alcalá, antes de casarse con Pastora, allí conocería a su admirado
Tomás Pavón. Entablarían amistad con el crítico flamenco Gabriel Camila quien
los llevaría en numerosas ocasiones a las fiestas de los señoritos que se
organizaban en Sevilla, bautizando al trío de artistas que formaban Joselero,
Diego y el bailaor El Quino como “El trío de los gitanos blancos”.
Joselero. Por aquel tiempo, saldría muy poco de su área de influencia,
las fiestas, Morón, Dos Hermanas, Utrera y Sevilla, era su zona natural, unas
semanas en La Europa de Sevilla donde coincidiría con La Moreno y otras en un tablao
de Barcelona fueron sus únicos escarceos en los escenarios. Joselero hace suyos
los cantes por soleá de Aniya la de Ronda que lo aprende de su suegro Juan
Amaya, que a su vez lo aprendió de sus padres. Cante por soleá donde se
encuentra verdaderamente a gusto siendo su palo de referencia donde hacía verdaderos
monumentos al cante, dejando el pabellón muy alto a la hora de decir el cante
por alboreá, tangos, cantiñas, siguiriyas y malagueñas.
Años más tarde conocerían otra forma de ganar dinero con
las fiestas, las que organizaba el empresario del jabón y del aceite, Antonio
Camacho gran aficionado que a los artistas que contrataba les daba su sitio,
tratándolos como a uno más de la reunión, valorando económicamente su arte en
su justa medida y dándole su amistad. Destacaban las que organizaba por todo lo
alto en el Casino de Caza y Pesca. Eran unas juergas más parecidas a las que
organizaban para su diversión los propios artistas. Este empresario, viajaba
mucho por asunto de trabajo, pasando largo periodos en Sevilla y Madrid donde
tenía reservadas varias habitaciones en dos de los mejores hoteles de esas
localidades durante todo el año, a las que invitaba a los artistas, sintiendo
predilección por la pareja que formaban Joselero con El Quino.
LOS
TIEMPOS CAMBIAN PARA EL FLAMENCO JONDO
Empiezan a surgir las peñas y tertulias flamencas, los
primeros festivales… En Morón el bar Pepe, la Peña de Los Llorones, El Gazpacho
Andaluz de Flamenco, el Caza y Pesca, las zapaterías de Chimenea, de Lechuza y
la de Gregorio, Donn Pohren, Esteve Kahn y toda la parafernalia que se monta en
torno a la figura de Diego del Gastor en lo que se denominó la Época de Platino
del Flamenco de Morón. Para entonces ya había ganado el segundo premio por
soleares “Mercé La Serneta” del I Festival-Concurso Internacional de Arte
Flamenco organizado por el ayuntamiento de Jerez de la Frontera en 1962, percibiendo
por ello, 8.000 pesetas y un catavinos de plata. Los artistas dejaron de acudir a donde
repartían las migajas los señoritos, ya tenían fiestas donde eran tratados de
igual a igual y su arte era mínimamente valorado económica y artísticamente.
Los artistas pasan de entrar por la puerta trasera del Casino Mercantil, por su
infundada mala reputación, a tener un estatus similar a otros compañeros del
gremio, intelectuales y autoridades empiezan a acercarse a este arte, son
tiempos de los primeros festivales y las primeras peñas, a lo que no es ajeno
el pueblo Morón. Dicha época coincide con el I Gazpacho Andaluz de Flamenco, al
que Joselero acudiría anualmente, “Un añito más, pa´ otro ya veremos” manifestó
en la última edición a la que asistió, la de 1984. En 1966 comienza el pleno
apogeo de la Finca Esparteros, donde se llegan a organizar cinco fiestas
semanales, acudiendo muchos guiris atraídos por la leyenda de Diego del Gastor,
que el dueño y gestor de la misma, el contable de la base militar de Morón y escritor
Donn Pohren se encargaría de difundir en sus libros y escritos. Los propios visitantes,
con su boca oído, la difusión de las grabaciones de los actos, las instantáneas
tan reveladoras que se realizaron, hicieron de efecto llamada, propiciando este
hermanamiento cultural entre el flamenco de Morón y los EE.UU. aportando su
grano de arena al periodo de bonanza económica para la localidad en aquellas
fechas. “No obstante, los acontecimientos, el azar y la presencia del
guitarrista gitano más original de todos los tiempos hicieron que Donn. E.
Pohren, un norteamericano muy aficionado al flamenco, decidiese comprar una
finca en las afueras del pueblo para montar una especie de casa de huéspedes, a
la que venían aficionados de todo el mundo y entre los que los estadounidenses
eran mayoría. En esta finca se celebraban cinco fiestas semanales para las que
se contrataba a artistas de la talla de Juan Talega, Perrate, Fernanda y
Bernarda de Utrera, Anzonini del Puerto, Fernandillo de Morón, Antonio Mairena,
Joselero, Andorrano, Dieguito, Agustín Ríos, Paco, Juan y, sobre todo, Diego
del Gastor”. (F. González-Caballo, El País)
Steve Kahn fue uno de tantos americanos enamorados del
flamenco, que guitarra en mano vinieron a aprender de Gran Diego del Gastor.
“La primera vez que llegué a Morón Diego me buscón un lugar para dormir y me
llevó a una fiesta increíble” (Steve Kahnn). También contribuiría a que la
peregrinación a la sombra del Gallo fuera mucho mayor con sus reportajes
fotográficos.
Los Aficionados locales organizaban sus propias fiestas
siempre entorno a la misma figura del espléndido guitarrista de Arriate, en
casa Pepe, en los locales de los zapateros, llevándose la palma las que se
organizaban en el taller de Pepe Moreno donde se reunían estos aficionados a
puerta cerrada en lo que sería unas noches inolvidables. Asistentes e Invitados
bautizarían este templo como la Peña Los Llorones, sentimiento que afloraba en
todos los presentes cuando Diego hacía hablar a su guitarra cuando se acercaba
el alba, a lo que Fernanda jaleaba con un ¡Viva las conversaciones gitanas! Y ¡Ole!
Los que hacen hablar a la guitarra.
LA
FAMILIA SIGUE LA SENDA
A Joselero le salen varios hijos artistas, la primera que
coge el testigo es Amparo, que con el nombre artístico de Niña Amparo, actuaría en El Guajiro de
Sevilla, dejando las tablas cuando se casó en 1958; luego sería El Andorrano
que con la misma filosofía de entender este arte, se canta y baila por fiestas
y escenarios y por último está Diego quien cogería la sonanta y hereda el alma
que le ponía su tío al tocar, en lo que algunos aficionados lo han denominado
como “El gran maestro del sentimiento”.
“El cante es un veneno que corre por las venas y no lo deja
a uno tranquilo” (Joselero). De las fiestas que le salían tanto en Morón como
en Sevilla, donde antes de salir para los sitios indicados como la venta de Antequera
o la Vega de Triana se reunían en el bar del Pinto en la Campana y algunos
festivales benéficos Junto a Juan Talega y Antonio Mairena pasa a ser asiduo en
el Gazpacho donde solo falta a la décima y undécima edición, empieza a visitar
algunas peñas y participar en algunos de lo festivales más señeros como en la
primera y tercera edición de la Reunión de Cante Jondo de su localidad natal,
la duodécima Cata de Montilla en Córdoba. “El cante es cosa muy delicada, no se
aprende, no es aprendido, el cante es nacío, y el que nace con el cante tiene
que tener algo propio” Joselero, Candil 1980.
“…Un cantaor de rancia estirpe, al que Dios le concedió la
dicha de ser oficiante de la liturgia de cante, el marchamo de la hombría y el
estigma incopiable que solo llevan en sus miradas los hombres de buena voluntad”.
(Emilio Jiménez Díaz)
Fruto del encuentro con el productor, cineasta y crítico
musical Gonzalo García-Pelayo con el que había grabado dos discos, participaría
en el I Encuentro de Música Andaluza, celebrado en el Colegio Mayor San Juan
Bosco de Sevilla, el 17 de junio de 1977. Festival que organizarían los críticos
musicales Luis Baquero y Paco Sánchez (que después se convertiría en un extraordinario
fotógrafo de flamenco). Era una muestra de la música que se hacía en Andalucía por
aquellas fechas y la mayoría eran artistas que habían grabado con el sello Gong
de Movieplay en un intento de hermanar la música de calidad que se producía en
la comunidad. Joselero se enfrentó de nuevo, junto a la guitarra de su hijo Diego
a un público underground, como ya lo hiciera en la sala Zeleste dos años antes,
a pesar de que el cartel era misto, a los artistas flamencos como Joselero, Los
Farrucos, Manuel Gerena, Tío José El Negro, se contraponía cantautores como
Carlos Cano o Benito Moreno, los rockeros Gualberto, Triana o Imán… el público asistente
era eminentemente rockero, los cuales trataron con respeto a los artistas de
otras disciplinas musicales. Apuesta que no salió muy bien económicamente y los
organizadores se jugaron los cuartos.
ÚLTIMOS
ACONTECIMIENTOS
Prácticamente retirado, ya que solo asistiría a actos muy
puntuales, el 24 de abril de 1981 celebraría un homenaje hacia su persona en la
piscina Municipal de Morón de la Frontera promovido por la Comisión
Pro-Homenaje, El Ayuntamiento, la Tertulia Cultural Flamenca El Gallo y el Gazpacho
Andaluz, donde fue glosada su figura por el poeta Alberto García Ulecia y en el
que participaron numerosos artistas flamencos, tanto locales como venidos desde
otras localidades.
Participaría en la II Bienal de Arte Flamenco Ciudad de
Sevilla, 1982 dentro de “Viejas Escuelas Cantaoras” en el Teatro López de Vega junto
a Tío Borrico, La Perrata, Rafael Romero, La Sallago, María La Burra, Moraito,
Pedro Peña y Diego de Morón “Joselero con Dieguito, que fue muy aplaudido, hizo
cosas por soleá realmente memorables” Miguel Acal, ABC.
En 1983 la Tertulia Cultural Flamenca El Gallo le impondrá
la insignia de oro de la institución.
Participará en la Cumbre Flamenca de Madrid, el 17 de marzo
de 1984, en el Teatro Alcalá Palace en la noche cuyo epígrafe fue “Contraste” junto
a Rafael Romero, Manolo Heras, Diego de Morón, Perico El del Lunar… A Joselero lo
acompañaría Tomatito, contratado por la organización al caerse del cartel Diego
de Morón por enfermedad.
Su última participación en un escenario sería en la III Bienal
de Arte Flamenco Ciudad de Sevilla en septiembre de 1984, dentro del cartel “Recordando
a Diego del Gastor” junto a Fernanda y Bernarda, Andorrano, Paco Valdepeñas,
Diego de Morón, Paco y Juan del Gastor. “Joselero, casi octogenario, sorprendió
por sus facultades, midiendo unas soleares y unos tangos espléndidos” José
María Pérez Orozco, El País.
Joselero fallecería en Morón de la Frontera el 15 de abril
de 1985, cuando contaba 75 años de edad.
Morón de la Frontera lo volvería a homenajear, esta vez póstumamente,
el 31 de julio de 2010 con motivo del centenario de su nacimiento dedicándole el
XLIV Gazpacho Andaluz de Flamenco.
JOSELERO DE MORÓN: DISCOGRAFÍA
EN
SOLITARIO
Gracias al nacimiento del bendito sello Gong dirigido por
el que fuera mánager de Smash, Gonzalo García-Pelayo, que a su vez ejerció la
crítica musical durante varios años en radio, tv y prensa, Joselero entró en
solitario en unos estudios de grabación. Este sello dedicado en un 80% a la
música andaluza tuvo un apartado para sacar al mercado obras flamencas tanto de
jóvenes artistas como de nuestros mayores, destacando en este apartado dos de
los artistas más significativos de los que quedaban vivos del magnífico trabajo
de campo que fue “El Archivo del Cante Flamenco” de la firma Vergara, como
serían El Negro del Puerto y Joselero de Morón. Tuvieron presente el revival
que ya ocurriera con la música hermana en muchos conceptos como la del blues,
cuando las casas discográficas de EE.UU. fueron en busca de los bluesman que
habían registrados canciones en los años 30 para grabarlos y sacarlos de ostracismo.
Joselero entra en los estudios acompañado por su hijo Diego, Dieguito el del
Gastor, por aquellas fechas o por sugerencia de la discográfica, juntos
grabaron material para hacer dos discos de larga duración. Productor y el
encargado de la técnica consiguieron que los artistas se sintieran verdaderamente
a gusto en el estudio, incluso dejaron los micrófonos abiertos entre cantes,
recogiendo las conversaciones que mantuvieron con el cantaor y que recopilaron
en un corte del disco, el disco fue grabado prácticamente en directo en el
estudio, siendo la post producción mínima, dejando hasta las toses del artista.
Los discos estaban dedicado a su cuñado, Diego del Gastor que había fallecido
dos años antes. En estos dos volúmenes se recogen los cantes que habitualmente
hacía con Diego el del Gastor. Encontrándonos en el primero con Bulerías,
soleares, alegrías y siguiriyas, finalizando el disco con una nana por martinetes
a petición del productor. Reservando el segundo para las alboreá, las soleares
que el titula d la Sierra de Grazalema, martinetes, malagueñas y sus peculiares
tangos. Discos muy bien cuidados en cuanto a sonido, portadas, contraportadas y
con toda clase de detalles.
*“A DIEGO VOL. 1” MOVIEPLAY SERIE GONG 1975
GUITARRA:
DIEGO TORRES AMAYA (DIEGUITO EL DEL GASTOR)
*“A DIEGO VOL. 2” MOVIEPLAY SERIE GONG 1975
GUITARRA:
DIEGO TORRES AMAYA (DIEGUITO EL DEL GASTOR)
La sala Zeleste centro difusor del arte en Cataluña,
generalmente en todo lo concerniente a la música (rock, jazz, Nova Cançó,
teatro, exposiciones…) sorprendentemente contrata a Joselero y a su hijo Diego
para dar un recital en el local barcelonés, más sorprendente fue que el
prestigioso semanario Disco Express analizara el disco cuando salió en 1976, hasta
la fecha el único acercamiento al flamenco de cante y guitarra había sido con
Paco de Lucía y Lole y Manuel y más tarde Camarón, de hecho jamás volvería a aparecer
en sus páginas otro cantaor con los conceptos de Joselero. Años después nos
enteraríamos el motivo del que el programador de la sala incluyera a tan
venerables moronenses en la programación, fue consecuencia de la sugerencia de un
alumno de Diego del Gastor, el cual había estado en Morón unas cuantas veces y
vivió el momento con su cuñado. Dicho músico, vocalista, guitarrista y
compositor era Toti Soler del grupo Pic-Nic que acompañaría durante unos años a
la quinceañera Jeanette. Este concierto celebrado en 1975 fue grabado por las
gentes de Edigsa, que lo sacarían al mercado un año más tarde, con una
extraordinaria portada en blanco y negro. Impresionante el texto que acompaña al
disco en la contraportada, firmado por el profesor y escritor Francisco Díaz
Velázquez, no se puede decir más, ni mejor con tan pocas palabras.
*“EN
DIRECO EN ZELESTE” EDIGSA 1976
GUITARRA: DIEGO DE MORÓN
Después de tres años de sus dos primeros LP dedicado a su
cuñado Diego, entra de nuevo en unos estudios, para esta ocasión eligen los de
Playsur en Sevilla, dejando las mezclas para el madrileño Sonoland de
Movieplay. De nuevo el productor es Gonzalo García-Pelayo y para esta ocasión
viene escoltado por su hijo Diego y su compadre Anzonini que con sus palmas y
sus jaleos conseguiría una atmósfera donde lo jondo brotaría en su máxima
expresión para plasmar el mejor de sus álbumes en solitario, casi a la misma
altura que las grabaciones que a mediados de los sesentas, con Diego del Gastor
y también con Anzonini por allí en medio, realizó para el Archivo del Cante
Flamenco de Vergara.
*“TODOS
MIS HIJOS” MOVIEPLAY SERIE GONG 1978
GUITARRA: DIEGO DE MORÓN
La primera impresión al poner el disco en el plato es la
comprobación de la tremenda evolución de la guitarra de Diego, que ya no está para
dar el avío, como nos contaba Joselero en su primer disco, ha perdido toda
timidez y se muestra como una reencarnación de la de su tío Diego, por lo menos
en cuanto al alma y convertirse en protagonista sin dejar de acompañar en todo
momento precisamente al cante de su padre, que aquí se encuentra en un estado de
inspiración máxima, como el de sus mejores momentos y con estas disposiciones, los
músicos abordan las bulerías con una introducción gastoreña que lo hace
imposible cantar mal, la interpretación de estas bulerías nos hace pensar que
estamos ante la joya de la corona de lo jondo de Joselero. El siguiente corte
lo ocupa una malagueña que es resuelta de forma sublime por ambos oficiantes de
esta liturgia jonda. Diego introduce el siguiente corte del disco por tangos
gustándose en todo momento, hasta que entra Joselero para deleitarnos con su
manera tan particularmente añeja de entender este cante, tirando de valentía en
algunos tercios, llevándolo abajo en otros llenando la sala de múltiples
emociones para el que quiera se imbuya en ellas. El compás de las bulerías pá
escuchá suena por los altavoces abordándolo Joselero con temple y maestría,
dando paso a las siguiriyas que sierra esta primera cara con sabor y tragedia
propiciada por la entrega verdadera a lo que nos tiene acostumbrados.
La cara B comienza también por bulerías, esta vez nos mete
un cuplé, aunque no desmerece no está a la gran altura del resto de los cantes
de disco. El compás de las alegrías nos lleva por los aires gaditanos con unas particulares
e improvisadas letras recordando a sus hijos. Este repaso familiar con la
exaltación final a su cuñado nos adentra en su cante más emblemático, la soleá,
donde Joselero hace verdaderos monumentos al cante, rebuscándose en los más
jondo de sus entrañas, para con toda majestuosidad aunar tradición, sentimiento
y arte que van dirigidos directamente al corazón y a los sentidos de los
cabales. Unas improvisaciones por tangos llenas de rimas extrañas y jocosamente
absurdas, hasta el punto que le hacen un fade out, cierra este disco para la
historia de lo jondo donde todas las sensaciones que es capaz de transmitir
este arte están presentes en él. Disco para el que Joselero solo traía montado
el cante por bulerías por soleá, todo lo demás lo fue desgranado como si fuera
una actuación en directo, tirando de repertorio e improvisando algunas letras para
meter algo nuevo.
DISCOS
CONJUNTOS
Caballero Bonald uno de los intelectuales que más apostaron
por el flamenco cuando estaba mal visto por la sociedad en la creencia de que
era un asunto de gentes de mal vivir, se puso el traje de Alan Lomax y realizó
un ambicioso trabajo de campo para conformar una antología de cante flamenco.
Para ello a primero de los años sesenta recorrió los centros neurálgicos del
flamenco contactando con aficionados y estudiosos locales para empaparse del
tema, sacando la conclusión de que quedaban muchos cantaores aficionados,
semiprofesionales o que se buscaban la vida en las ventas de las comarcas
cantaoras que no habían grabado y que algunos por la edad podían irse sin dejar
nada para la posteridad y a ello dedicó todos los esfuerzos.
Entre 1963 y 1965 realizó tres viajes acompañado de un
técnico de sonido con un magnetofón de carrete para registrar a esos cantaores
inconmensurables de los que le hablaban los aficionados sin parar. El guión
comprendía grabar in situ a los referidos artistas junto a otros nuevos que
despuntaban por su calidad y jondura y que llegarían más tarde a ser gentes en
esto del flamenco, la única salvedad era el no haber grabado anteriormente. Los
espacios elegidos fueron mayormente las ventas donde la mayoría de estos
artistas se movían como el entorno natural para que manara el cante con toda
suntuosidad, tampoco se desdeñó los corrales de vecinos y las tabernas para los
artistas que no vivían de las juergas.
El modus operandi era llegar al sitio acordado y poner el
magnetofón, de una pista, en marcha, camuflando adecuadamente los micrófonos mientras
se alternaba con los artistas y el reducido grupo de aficionados que sirvieron
de conseguidores a la espera que germinara el cante espontáneamente. Bajo estas
premisas se engendraron verdaderas maravillas, verdaderos monumentos al cante
de artistas que no volvieron a grabar o que iniciaron su carrera a partir de su
participación en esta obra, no era oro todo lo que relucía pero no fue por
falta de las condiciones necesarias para que ocurriera, todo el que tenía el
duro lo cambió, así lo hicieron Manolito el de María, Fernanda y Bernarda de
Utrera, Perrate, Juan Talega, El Negro del Puerto, Pericón(único profesional
contractado), Tomás Torre, Curro Mairena, Santiago Donday, Joselero, Manuel de
Angustias, José Menese, Lebrijano, Diego del Gastor…
Durante varias décadas parte de lo ocurrido allí fue
enarbolado como paradigma de lo jondo bien hecho. Esta forma de hacer tendría
su continuidad años más tarde con los programas para TVE de Rito y Geografía
del Cante. Una revisión que subió a 10 discos las propuestas jondas de esta
obra “MEDIO SIGLO DE CANTE FLAMENCO” con
la incorporación de artistas que grabaron con la firma Ariola, que fue la que
se quedó los derechos de Vergara conformó lo que, para mí, ha sido la mejor
antología en cuanto a cante jondo se refiere aumentando los monumentos sonoros,
sacando de la misma a otros cantaores que no dieron la talla jonda. El Archivo
sirvió de revulsivo, como en su día fueran las grabaciones para la Biblioteca
del Congreso en la música hermana de blues, para que productores underground,
como Gonzalo García Pelayo rescataran del olvido años más tarde a artistas como
Joselero o Tío José El Negro
*“ARCHIVO
DEL CANTE FLAMENCO” VERGARA 1968
GUITARRA:
DIEGO DEL GASTOR
C2 -SIGUIIYAS CRUZADAS DE CURRO DULCE Y DE DIEGO EL MARRURRO
E2 -SOLEARES DE TRIANA
H2 -TANGOS
H6 -ALBOREÁ
L5 -CANTIÑAS DEL PININI Y ESTRIBILLOS DE ALEGRÍAS
Esta forma de grabar genero un sinfín de cintas, de hecho,
los productores tardaron varios años en extraer lo que a su juicio era lo más importante
de lo que grabaron cada cantaor, en algunas ocasiones tuvieron que cortar los
cantes por asunto de espacio, ya que solo disponían de la extensión que daban
los seis discos previstos. Años posteriores y para una mayor comercialización de
la obra salieron unas series de discos tanto de larga duración como EP, agrupando
el material por comarcas, palos, artistas… a los cuales añadían algún cante
inédito de aquellas sesiones para implicar a posibles compradores que tuvieran los
originales y así, por ejemplo, el que quisiera tener todo lo que salió de
Joselero, tenía que ir por estos discos:
*“ANTOLOGÍA
DE LA SOLEÁ (2)” ARIOLA 1971 LP
GUITARRA: DIEGO DEL GASTOR
B2 -SI QUIERES SABER MI NOMBRE
*“ANTOLOGÍA
DE LAS SOLEARES (3)” ARIOLA 1971 LP
GUITARRA: DIEGO DEL GASTOR
B2 -LA SUERTE QUE TUA HAS TENÍO
*“ORÍGENES
DEL FLAMENCO – CANTES PRIMITIVOS SIN GUITARRA” ARIOLA 1971 EP
B2 -TONÁ-MARTINETE
*“FIESTA
EN MORÓN – BULERÍAS PARA BAILAR” ARIOLA 1971 EP
GUITARRA:
DIEGO DEL GASTOR
JOSELERO
DE MORÓN Y FERNANDILLO DE MORÓN
B1 – POR DOCENA ME SALEN
La ITAF (Institución Social para la tercera Edad de los Aristas
Flamencos) durante muchos años se dedicó a buscar dinero para que los artistas
flamencos no adscrito a la seguridad social, tuvieran una vida más digna y
sacarlos de la penuria económica a que estaban abocados. Este trabajo altruista
se encontró con muchas puertas institucionales cerradas ante el poco rédito
electoral que sacarían. Para conseguir su labor no dudaron de hacer todo tipo
de actos y entre ellos varias producciones discográficas como la que nos ocupa,
terminado por hacer una gira por toda Andalucía con artistas octogenarios denominada
“Los Últimos de la Fiesta” espectáculo que sería grabado posteriormente saldría
en vinilo. Viejo Caudal fue grabado en los estudios Alta Frecuencia de Sevilla,
participando Joselero que no llegaría a conocerlo puesto que falleció antes de
publicarse. El disco sería presentado en el XIII Congreso Nacional de
Actividades Flamencas celebrado en Huelva en 1985.
*“VIEJO
CAUDAL DE CANTE” PASARELA 1985 DOBLE LP
GUITARRAS:
A1 Y C2, MANOLO CARMONA; D2 EDUARDO EL DE LA MALENA
A1 -SOLEÁ
C2 -SIGUIRIYAS
D2 -CANTIÑAS
AUDIOVISUALES
Joselero de Morón participa con su cuñado Diego en uno de
los programas del impagable Ritos y Geografía del Cante Flamenco, emitido por
la 2 de Televisión Española, en 1997 Alga Editores, llegaría a un acuerdo con
TVE para sacar al mercado una colección de 26 Vídeos en VHS a tres programas
por vídeos aproximadamente, con casi toda la serie, más un libro escritos por
varios tratadistas flamencos. A Joselero lo pondría en el número junto los
programas dedicados a Pepe El de la Matrona y a Rafael Romero “El Gallina”.
*“RITO
Y GEOGRAFÍADEL CANTE FLAMENCO” VOL.18 ALGA EDITORES 1997
GUITARRA:
DIEGO DEL GASTOR
- HABLA JOSELERO
- SOLEÁRES
- TANGOS
- BULERÍAS
--------------------
- ALBOREÁ
EL ÁNGEL
En 1984 la
Productora Andaluza de Programas bajo la dirección de Ricardo Pachón rueda una
serie de capítulos que titularía El Ángel, con la idea de vendérselo a alguna
de las televisiones. “La serie “El Ángel Musical Flamenco” se filmó
entre febrero y junio de 1984. El proyecto inicial era recorrer el territorio
flamenco entre Sevilla y Cádiz, rescatando las músicas y los intérpretes más
antiguos y carismáticos. Por extraños motivos burocráticos nos quedamos a mitad
de camino, exactamente en Lebrija”. En octubre de 1992, la 2 de TVE emitiría
los seis capítulos rodados, participando nuestro protagonista en uno de ellos,
estando inconmensurable. En 2006 se comercializaría en formato DVD.
FLAMENCO VIVO 2006
DVD
GUITARRA:
DIEGO DE MORÓN
-SOLEARES
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