EL MOLLINO Y EL CANTE DE RAÍZ
Manuel Arroyo Jiménez nace en el algecireño barrio de San Isidro el 28 de junio de 1913. En su primera época fue conocido con el sobrenombre de El Mollino, se dedica al trato de ganado, oficio muy extendido entre los gitanos de su época. Se tiene noticias que durante la década de los treinta y cuarenta apareció en algunos carteles junto a artistas
El gran apego a su tierra hizo que rara vez saliera del terreno, su cante se va conformando en reuniones y escuchando a los profesionales que llegaban hasta su localidad y en él lo primero que se observa es la mayor influencia del cante jerezano, aunque no la única, Manuel Torre, Joaquín La Cherna, Curro Frijones, El Mellizo, Francisco La Perla, Macandé, Perico Montoya, Bizco Amate, Antonio el de la Calzá por la vía Chocolatera… Todo ello tamizado con la impronta Tío Mollino que lo hacía único, cantaor de rajo, de eco, de “quejío”, de ese cante que sale directa y arrebatadamente del corazón, sin pasar por la
cabeza, el mismo que le da más importancia a la queja y a la música que a la letra. Navegando por la red me he encontrado con una muy buena definición de su cante firmada por Corruco del Estrecho “Impresionante no se puede superar. El metal que tiene su cante, esa pena contenida en un eco, que con maestría va fluyendo de su voz, lentamente, hasta que te atrapa y te desgarra lo más profundo del alma”, lo único que yo añadiría sería la importancia de los silencios que unido al todo hacen que la magia jonda fluya llenas de “veréas” negras provocándote múltiples sensaciones de placer en el cerebro difíciles de describir.
TÍO MOLLINO OCASIONALMENTE SE SUBIÓ A LOS ESCENARIOS
En las dos siguientes décadas, los bares de la antigua calle Munición fueron testigos de sus arrebatos jondos, bien por cerrar algún trato ventajoso o bien por ganar algunas pesetillas. Tío Mollino en algunas ocasiones se subió a los escenarios con públicos mayoritarios, a finales de los años 20 actúa en Gaucón junto al Corruco de Algeciras y Tomás El Choclero, en el 52 actúa en la feria de Tarifa, en 1972
participa en el homenaje que la Sociedad de Cante Grande le tributa a Rafael El Tuerto, ese mismo año y esa misma institución flamenca organiza el primer Concurso Regional de Cante Grande celebrado en el teatro Florida de la localidad, ganándolo Tío Mollino. En 1975 participa en el festival flamenco que se celebra en la Escuela de Arte y Oficio de Algeciras, un año más tarde actuará en el homenaje que se le tributa a su hermano Roque Arroyo en el teatro de la Escuela de Maestría Industrial. En la misma escuela pone su grano de arena en 1980 para el homenaje que se le tributa a Romerito. En 1984 recibe su primer homenaje de la Sociedad de Cante Grande, anticipo del que la misma institución le tributaría en toda regla en 1989 y que culminó con un festival en teatro Florida encabezados por Fosforito, Flores El Gaditano y Canela de San Roque, entre otros. En el último tercio de su vida cogió como entorno natural la zona de la plaza de abastos de su localidad natal.
RECURRIENDO A SU MAYOR BIÓGRAFO
No nos resistimos a insertar algunos comentarios que en sus muchos escritos le ha dedicado uno de sus grandes valedores y mayor biógrafo, Luis Soler “Su arte era el de un juglar de notas sublimes cuyos dardos hieren el corazón llevaba siglos cantando por siguiriyas y su pueblo no lo sabía”. “Era un hombre de unos sones prodigiosos, dueño de un metal casi imposible de creer, viejo trovador de estirpe
milenaria, cuyos acentos rítmicos en la lírica de nuestra música culta del sur lo expandió a posteriores generaciones. Todo un maestro sin nombre de un lugar con nombre: Algeciras. Es una página importante de nuestra historia: la de los soníos negros, la de las largas noches de frío, la que huele a canelita y clavo (…) forma parte de nuestras raíces, de nuestra más genuina cultura ancestral de patrimonio universal de los pueblos”. “¡Cómo Lastima su cante!”.
Cuando se le tributó el segundo y más importante homenaje en el que estaban implicado un sinfín de buenos aficionados encabezados por Luis Soler, José Vargas y Evaristo Heredia, aparte de los actos, agasajos, grabación de disco, para darle más repercusión y difusión se entabló conversación con
Manuel Curao para que lo incluyera en uno de los programas de La Puerta del Cante de Canal Sur, quedando en una fecha para que fueran a Sevilla a grabarlo. Cuando llegó el día “señalaito” y después de una semana de abundantes lluvias por Andalucía Tío Mollino se negó a viajar por haber visto por la Televisión como el agua se llevaba a algunos coches, argumentando que no quería morir ahogado.
Tío Mollino nos dejó el 16 de diciembre de 1996, esta vez los aficionados si llegaron a tiempo para darle un merecido homenaje en vida. Escuchando su extraordinario disco que grabó con 76 años uno se tiene que hacer varias preguntas ¿Por qué no grabó antes? ¿Cuántos Tíos Mollino, Agujetas el Viejo, Santiago Donday se fueron sin haber grabado en plenitud de condiciones? ¿Cuántos se fueron sin ni siquiera haber grabado? ¿Por qué los trabajos de campo del Archivo de Vergara o Rito no tuvieron continuidad? ¿Por qué no se hicieron antes? ¿Por qué aquí no tuvimos el apoyo institucional de una Biblioteca del Congreso como tuvo el Blues en EE.UU. que fueron puerta por puerta, en ciudades, pueblos y aldeas buscando a todos los bluesman para grabarlos?
LA DISCOGRAFÍA DEL TÍO MOLLINO
También llevarlo al estudio de grabación fue toda una odisea, en primer lugar, tuvieron que vencer las reticencias a grabar del artista, que no fueron pocas, a la llegada al edificio cuyos estudios estaba en la décima planta, se encontraron con la negativa de Tío Mollino a coger el ascensor aseverando que tenía pánico a quedarse encerrado y que el subiría por las escaleras, el guitarrista Andrés Rodríguez se ofreció a acompañarlo para que no subiera solo por lo que el resto de la comitiva vio el cielo abierto. Los mismo cuenta, que cuando llegaron al estudio el que llegó más cansado era el propio guitarrista que tenía la mitad de años que él, acordaron realizar el disco en dos sesiones porque no era
plan de hacerlo subir más días. Se dieron todas las condiciones para que la obra dejara mucho que desear, ser la primera vez que acudía a un frío estudio de grabación con sus artilugios por medio, después de subir 200 escalones con 76 años, hora intempestiva para que brotara la magia de lo jondo, nadie se explica hoy en día que con todos los vientos en contra se engendrara tan extraordinario trabajo.
Pero dejemos que el análisis de lo que allí se plasmó lo hagan dos de los artífices que obraron el milagro de meter en un estudio de grabación a tan particular e insigne artista: “La guitarra dejo oír las primeras notas. Tío Mollino busca el temple. Con valentía y coraje vierte sus melismas, él desea y siente llegar el reencuentro consigo mismo. Sus lamentos se hacen cada vez más densos, de nuevo acude a otro envite. Ahora si descorre el nudo de ese viejo equipaje, se desfoga, sus venas se hinchan al aire, su sangre adquiere calor, como un volcán siente la urgencia de desprender el fuego que abraza su garganta, como aquella noche. Su voz estalla como una ráfaga sonora. Fandangos, soleares y bulerías se derraman con violencia sobre nuestros oídos.
Aquello fue un impacto impresionante que nos llenó de estupor, Tío Mollino 76 años, diez minutos antes subía andando 200 peldaños. Tío Mollino se siente dueño y señor de ese pequeño espacio de apenas diez metros cuadrados. Parecía como si tuviera con él a los cabales, sin embargo, aparte de Andrés el guitarrista, su compañía no era otra que los micrófonos, los monitores y dos sillas, pero, Tío Mollino no se percataba de eso. Tío Mollino sube al cenit expresivo cuando acomete con la toná “Hasta el olivarito del valle”,
cuando arremete con la seguiriya “Que me estoy quemando”; “La comía que coma”; “San Antonio bendito" hasta siete seguiriyas sin repetir una sola letra y sin darse el más leve descanso. Tío Mollino, gradualmente ha sabido transitar y transmitir esos ecos milenarios, ha vencido una vez más en esa pelea consigo mismo. Ahora si han vuelto las oscuras golondrinas, y los espíritus de Manuel Torre, de Tío Agujeta, revolotean en ese cuarto. Junto a él se dan cita las escuelas buleareras de Cai, Jerez y Los Puertos. También se da cita un hombre al que la muerte se llevó sin ofrecer resistencia, el Bizco Amate, y cómo no, los más grandes en su cante por seguiriya, Joaquín La Cherna, Francisco La Perla, etc. En su cante por soleá, El Mellizo, Frijones y cien flamencos más, todos ellos grandes artistas, y también casi todos ellos, por una causa o por otra, familia de nuestro Manuel Arroyo Jiménez, Tío Mollino”.
“Tío Mollino cuando canta a gusto, hace copartícipe al "aficionao" de ese arte suyo, generando anímicamente una situación límite que puede romper hasta la respiración con un sólo "quejío jondo". Su eco es estremecedor, su lamento cobra una dimensión que raya en lo inconmensurable, su manera de decir el cante, su expresión conmueve y trastorna. Su cante es "arrancao", a ráfagas, con sacudidas que duelen hasta lastimar, su seguiriya es locura sin equilibrios, sus "soníos negros" producen catarsis, su fandango es de empuje y rebosante de quiebros melódicos, su bulería es enardecedora. Eleva la soleá hasta lo más alto de las cumbres gitano-andaluza con su forma majestuosa. Su grito en la toná causa pavor y dolor, en los tangos recoge y saborea lo más rico de toda la geografía flamenca de la Baja Andalucía”. (Luis Soler-José Vagas)
Este colofón al homenaje a Tío Mollino y a la aficionado a lo jondo en general fue posible, aparte del inestimable e impagable sacrificio de los aficionados que lo promovieron, por la aportación institucional del Instituto de Estudios Campogibraltareño dependiente de la Mancomunidad de Municipios del Campo de Gibraltar. Aunque las copias que se hicieron de este disco no venal fueron casi testimoniales, sirvió para que los aficionados más avispados se hicieran con una de ellas y a través de ellos se difundiera entre resto de los interesados en otros soportes. Con motivo del XXIX Congreso de Arte Flamenco celebrado en Algeciras en 2001, la organización lo reeditó en formato CD, que se distribuyó entre los participantes y poco más.
*MANUEL ARROYO JIMÉNEZ TÍO MOLLINO RAMA RECORDS 1989
GUITARRA: ANDRÉS RODRÍGUEZ
*HISTORIAS DEL FLAMENCO – TETIMONIOS FLAMENCOS 2, 3, 5, 11
-MARTINETE
-SAETAS-BULERÍAS
-SIGUIRIYAS
TÍO MOLLINO EN VÍDEO Y DVD
RITO Y GEOGRAFÍA DEL
CANTE FLAMENCO
“DE SANLÚCAR A LA LÍEA” 1973
- MARTINETE
BIBLIOGRAFÍA:
*ALMORAIMA Nº 2 1989 LUIS SOLER, JOSE VARGAS
*LA NUEVA ALBOREÁ Nº 26 2013
* CANDIL Nº 113 NOVIEMBRE-DICIEMBRE 1997 LUIS SOLER
*FLAMENCOS DEL CAMPO DE GIBRALTAR - EDITORIAL ACENTO 2000 LUIS SOLER
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