ANTONIO NÚÑEZ EL CHOCLATE - CRISOL DE LA ALAMEA

DEL PORVENIR A LA PUERTA LA CARNE

Antonio Núñez Montoya nace en el jerezano barrio de San Mateo el 4 de mayo de 1930, con 6 años cumplidos su familia se afinca en el barrio del Porvenir de Sevilla, pasa su infancia y juventud, entre el Frontón Betis, la Puerta la Carne, la Alameda y Triana, tiene una gran afición por el futbol que practica en la calle como el resto de chavales de la época, la cual deja, cuando canta un fandango y le dan dinero por ello. 

A PASAR FATIGAS ESTABA TAN HECHO 

 

Luego vendría el famoso viaje a Huelva con un bailaor y otro chaval que canta, tienen apalabrado un local para actuar y pasará lo que no hay en los escritos deambulando siete meses por aquella provincia, prácticamente si ver un duro. Vuelve a Sevilla, a raíz de aquello se pasa los días del Porvenir a la Puerta de la Carne cantando en las terrazas y pasando el platillo, en una de ellas conocería al Bizco Amate que, al escucharlo, el fandanguero le propone cantar en el tren de cercanías de Alcalá de los panaderos mientras aprovecha para hacer unas rifas para sacar más dinero. No le convence mucho la historia ya que es muy parecida a la vivida en Huelva, después de llevarse todo el día cantando, si al final se sacaba 10 duros el Bizco le endiñaba tres pesetas. 

QUE VIENE EL GURDA CON LA CORREA 

Cuando tiene unos 12 años de edad llega a la Alameda de Hércules, donde la primera vez que canta le dan cinco duros, piensa en lo que se hubiera ahorrado si llega a descubrir el filón antes, esta última vivencia la hace que la frecuente a diario, teniendo especial predilección por La Marina, local donde se cuela en las reuniones de los cantaores de la época, dice sus dos fandangos y se sale con 10 o 20 duros en el bolsillo: “Empecé cantando Fandangos y cuando conseguía entrar en una fiesta, eso era lo único que podía hacer, por lo que estaba muy limitado y duraba poco en las reuniones; así que decidí aprender otros "palos" para poderme quedar y escuchar a Tomás, Arturo Pavón, Caracol, Vallejo... Me lo propuse y lo logré; de esta forma empecé a escucharlos a ellos, que eran unos verdaderos monstruos en este arte, y fijarme en sus maneras de decir los cantes. Ellos fueron mis maestros porque eran y son el abecedario del cante flamenco. Para mí, los Pavones han sido fundamentales en la historia de este arte. Como ellos vocalizaban, ligaban y remataban, no creo que se haya superado. Por supuesto que también me gustan otros” (Alfonso García – Palo Nuevo) De la Alameda se iba a Triana y espera pacientemente a que los señoritos que tenían por costumbre divertirse en el Cabaret La Playa empezaran la juerga flamenca y lo llamaran. 

SU PRIMERA CTUACIÓN EN UN ESCENARIO SERÍA DE CARICATO

Su primera actuación como cantaor iba a ser en el Teatro Zorrilla de Melilla junto a José María Hernández “El Niño de Azuaga”, cantaor y caricato, pero se queda afónico “La primera vez que pisé un escenario fue en Melilla, pero no cantando. Me explico: me contrataron para ir con una compañía por cuatro días, fue en el Teatro Zorrilla de Melilla. Pero me quedé mudo el segundo día, porque cantaba demasiado fuerte, por aquella época no sabía controlar mi voz, por lo tanto, tuve que hacer un número cómico”. (Raíces Andaluzas - Barcelona); "…para poder cobrar, El Niño Azuaga decidió que participara como actor en un "pasillo comedia" que iba incluido en el espectáculo. Mi papel era el de un loco que aparecía gritando, recorría el escenario tirándome de los pelos y volvía a meterme para adentro. Ese fue mi debut” (Alfonso García- Palo Nuevo) Cuando vuelve a Sevilla es contratado en el Casino de la Exposición a razón de 60 pesetas diarias. También cantaría frecuentemente en La Parrala.

ANTONIO "EL CHOCOLATE" BEBE DIRECTAMENTE  DE LA FUENTE DE LO JONDO

Durante esta época en la Alameda alternó con todos los grandes cantaores de la época  El Gloria, Vallejo, Los Pavones, Juanito Mojama, Caracol, La Moreno, La Pompi... De todos fue aprendiendo, manifestando que Tomás Pavón, era su gran devoción. Cuando su cante fue cogiendo sello propio en sus formas trianeras tiene mucho débito con el hermano menor de la Niña de los Peines. Otro de sus reconocidos maestros fue el Sordillo de Triana al cual escuchó en numerosas ocasiones, como a Oliver o Tragapanes. Como todos los cantaores de la época Chocolate vivió y participó de los años en que los organizadores de fiestas, juergas y reuniones flamencas, trasladaban las mismas al real en la Feria de Abril. 

MADRID Y LAS GIRAS POR MEDIO MUNDO

A mediados de los años 50 marcha a Madrid, al Corral de la Morería, donde le cantaría al que luego sería su cuñado Antonio El Farruco. A finales de esta década se iría de gira por medio mundo con las compañías de Lola Flores, Marchena, Manuel Morao, La Singla… La década de los sesenta sería el despegue definitivo de su carrea en solitario con la puesta en marcha de los primeros Festivales Flamencos, pero antes fue contratado para el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba de 1962, donde se le entrega la III Llave de Oro del Cante Flamenco a Antonio Mairena. También participa en el agasajo que le hace la Cátedra de Flamencología y Estudio Folklóricos de Jerez a Antonio Mairena por la obtención de la Llave, acto celebrado en el Teatro Villamarta. 

 

LA PRIMERA VEZ DELANTE DE UNA CÁMARA

Estando contratado en El Duende de Pastora Imperio y su yerno Gitanillo de Triana, este le da permiso para que participe en la película que se está rodando en Barcelona “Los Tarantos” a la llegada a la ciudad condal le está esperando a pie de avión los productores del film quienes le manifiesta que llevan tres días cómo locos buscándolo y que Carmen Amaya se niega a seguir la película si el no le canta por soleá.

DEJANDO ATRÁS LOS TIEMPOS DE LA JAMBRE 

A partir de aquí los tiempos de la “jambre” para Chocolate quedarían muy atrás, conocerá a José Antonio Pulpón, al igual que la TVE, el mejor representante que había en España y entraría a formar parte del sota, caballo y rey de los festivales de verano. Antes, Pulpón le ofrece pasar por el tablao Los Gallos de Sevilla donde coincidirá con Trini España, José Galván… Al contrario de otros cantaores de sus características, sí ha gozado de un gran apoyo institucional, el flamenco oficial le abrió las puertas equiparándole al resto de sus bendecidos, en este caso muy merecidamente.

 

Al igual que otros, cumplió con todos los cánones de la época para estar en el candelero, obtuvo primeros premios en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, en el Concurso de Cante Jondo Antonio Mairena… A partir de ahí aparece en todos los grandes acontecimientos que el flamenco oficial tiene a bien organizar, Quincenas, Bienales, Cubres Flamencas, giras por el extranjero… Prensa, afición, Instituciones oficiales,  aquí van todos al unísono, recibe todos los premios habidos y por haber, desde los más ecuánimes, como los que otorga La Cátedra de Flamencología  y Estudios Folklóricos de Jerez, La Palma de Plata Ciudad de Algeciras o el que otorga la Peña Flamenca El Taranto de Almería, hasta el Compás del Cante que refleja las composiciones de los carteles de los grandes festivales flamencos o el nefasto Giraldillo que ponía a competir a artistas consagrados. 

 

CANTAOR LARGO ASOCIADO A LA ESCUELA DE TOMÁS PAVÓN

Aunque siempre fue un cantaor muy extenso, conocedor de casi todos los palos, los cantes donde se sentía más a gusto eran en las Siguiriyas, soleares, el taranto, serranas,  y los cantes de fraguas, dándole una enorme importancia los fandangos, llegando a manifestar que para cantar bien por los otros palos había que cantar bien por fandangos, popularizando los de Rengel, el Bizco de Amate, El Almendro, el de Antonio de la Calzá, Aznalcollar y el del Chato Méndez, a los que le imprimía su sello propio. “El fandango son los claveles de Andalucía, ya sea natural de Huelva o de donde sea. El fandango es “mu” bonito y difícil de interpretar; hay que tirarle su pellizco y cantaores con pellizco habemos “mu” pocos, que transmitimos nuestro cante a los aficionaos y a los profanos, porque hay que transmitirles a los dos. Un fandango bien “cantao” le llega antes a cualquier persona. Yo para aprender a cantar por soleá o siguiriyas he tenío antes que cantar fandangos; luego me dediqué a los cantes grandes y la influencia me la dio Tomás Pavón, pero después yo tuve mi personalidad; porque lo mismo que hay cantes por éste o por otro, también hay cantes chocolateros”. (CANDIL - 2006)

 

Antonio el Chocolate era de la escuela de Manuel Agujeta, en cuanto a los guitarristas, no quería que el afán de protagonismo del mismo le descentrara de su principal cometido, que no era otro que cantar, siempre escogía a guitarristas duchos en el acompañamiento que sabían estar pendientes del cantaor,  en su última época, encontró en Antonio Carrión la horma de su zapatos siempre pendiente de las notas que necesitaba en cada momento e incluso le apuntaba las letras cuando tenía dificultades para recordarlas, liberando de este cometido a su mujer que lo hizo en toda su carrera desde el patio de butacas. Fue el propio guitarrista quien lo llevó a Madrid a pedir una segunda opinión cuando se enteró de su enfermedad.

ESTUVO EN LA POMADA SIN QUE NADIE LE REGALAR NADA

Nadie le regaló nada, al inicio de su carrera pasó muchas fatigas, muchas noches viéndolas venir, soportando las impertinencias del señorito de turno, acercándose y socializando con todo el que estaba tomándose una copa en una de las tabernas donde el cante era habitual, apuntándole algún cante por si al maromo le gustaba el flamenco y organizaba una fiesta. Cuando esto ocurría todavía quedaba la segunda parte, estar cantando toda la madrugada sin saber siquiera si al final le iban a pagar o le iban a pegar, alguna de las veces tuvo que salir corriendo como le comentaba a Manuel Barrios. Antonio Núñez El Chocolate es grande por su trayectoria artística insuperable, reflejada también en su extensa obra discográfica.

 

Antonio Núñez Montoya falleció el 19 de julio de 2005, tenía muchos contratos firmados para esa temporada, entre ellos, actuar el 7 de agosto en el Festival de la Unión, meses antes había anulado una actuación en Barcelona al encontrarse ya tocado.