martes, mayo 21

MANUEL AGUJETAS - DE MANUEL AGUJETAS HAN DICHO

El Agujetas es un ser totalmente, arrebatadamente entrañado con el Flamenco. Incluso le acompaña su figura magra, casi seca, su rostro de gitano antiguo, mal encarado, con rasgos duros, como tallados.

Agujetas tiene, sobre todo, vocación que le pone constantemente en trance de cantaor enduendado, con ansias de cantar siempre, retrasando y retrasando la última copla, la que habrá de cerrar por unas horas el ciclo de la noche de gracia de cabales.

ANGEL ALVAREZ CABALLERO



FERNANDO QUIÑONES SIEMPRE RESALTÓ LOS VALORES ARTÍSTICOS DE MANUEL AGUJETAS... Es una voz inconfundible, encendidamente hiriente y gitana, de entre la que hoy ostenta su Jerez. En el timbre de voz de Agujetas hay algo fabuloso, dicho sea, no en un sentido de tópico elogio tontorrón, sino en la acepción primera y literal de la palabra "fabuloso". Lo es, en efecto, el ácido primitivismo que empapa el cante de ese hombre, dueño de una dosis de antigüedad rudimentaria que, unida a la de su aspecto y trato, me han permitido definirlo alguna vez como un superviviente de otras edades, una especie de Neanderthal del Flamenco.

FERNANDO QUIÑONES



Primero es la sorpresa escuchar a "El Agujetas" es, para todo buen cabal, como enfrentarse con lo insólito. Hay que remontarse al ayer, volver con toda nuestra capacidad de sensibilidad y de valoración a los tiempos pasados del cante Flamenco, a los años de comienzos de siglo, cerrar los ojos y creer en la resurrección de Manuel Torre. Luego, abrirlos y cerciorarse de que con "El Agujetas" el tiempo no ha pasado, porque este nuevo cantaor lo mantiene atrapado, fundido como un hierro en su garganta.

... Es como si un mundo lúbrico se estremeciera en su cautiverio. "El Agujetas" canta y todo parece un ancho predio de dolor, está en un auténtico estado puro, se entrega por las de la mejor ley flamenca, nada de recursos profesionales, ninguna afectación, es una voz nueva con antiguas resonancias revaloriza unos aires gitanos inconfundibles, los de la antiquísima escuela de Jerez.

... Se supera en los cantes a palo seco, tonás y martinetes, y agarra bien las siguiriyas, la cruje, la densifica en el quejío. Laina su voz cuando la estira es como un tiro de emoción jonda y conduele. Su maestría, además del conocimiento de las formas, se desprende, en su mayor porción, de su pureza cantaora tan arcaica.

MANUEL RIOS RUIZ

... ¿Quién ha dicho que el cante jondo se muere? Que se desdiga rápidamente. El cante no puede perderse. Lo lleva un gitano de Jerez en sus sentimientos por pura naturaleza, por designio de Undivé.

MANUEL RIOS RUIZ

"Entre bastantes aficionados había interés en volver a escuchar a El Agujetas. Sus sonidos antiguos, su terrible grito, su fuerza y esa capacidad de transportar a través de los siglos con su música son atribuciones que se están convirtiendo en rarezas y mucho más en cantaores de cuarenta años para abajo, como es el caso. Cantaor vitalista y anárquico, sin apenas usar recursos de alivio, tiene su fuerte en los cantes a palo seco y las siguiriyas, cante en el que en esta ocasión se extendió alcanzando momentos de máxima emotividad".

ANTONIO DE VILLAREJO

... A este cantaor no se debe analizar desde el punto de vista técnico, porque no sería justo. Su concepción del cante y su educación al lado del su padre, el viejo Agujetas, están muy lejos del prototipo de cantaor estudioso, disciplinado, que hace gárgaras con limón todos los días o que solo habla de hacienda con su representante. Agujetas es otra historia; es un dolor gitano, una vieja herida andaluza que sangra, un cantaor cuasi en estado salvaje que en una sola letra te puede meter su emoción en el cuerpo. ... De cante gitano. Gitano, sí, porque el jerezano lo es y porque su expresión está en la línea del cante gitano clásico, del que antes que él, llevaron por bandera, Manuel Torres, Juan Talega, Perrate de Utrera y, entre otros, su propio padre.

MANUEL BOHORQUEZ

Representa un regreso a los orígenes del cante, un cante menos técnico, pero de una profundidad extraordinaria. Es el intérprete más singular actualmente del cante puro, crudo y trágico del gitano de Jerez, prototipo de pureza expresiva. Encontramos en él, la memoria de los viejos estilos, la supervivencia de lo más natural en el flamenco, y sobre todo un fuerte e irresistible deseo de comunicar sus causas, sus pensamientos, sus estados de ánimo. Esto le conduce a crear sus propias letras, verdaderas poesías de lo cotidiano, a través de las cuales se va contando, y donde residen toda su fuerza, su inspiración creadora y su verdad.

MARIA-CRISTINA REVERTE

¡Qué pena, queridos amigos, la voz rancia de Agujetas, uno de los transmisores del viejo cante de Jerez y de almíbar la boca en los soníos negros de Manuel Torre con los modernos adelantos de Gualberto! ¡Qué entrañable pena... para rajarse la camisa, pero de lástima!

EMILIO JIMENEZ DIAZ

No se puede silenciar lo que es un grito desgarrado que viene desde "Cien años atrás" y en la actualidad tiene más fuerza que cuando se generó.

El caso de Agujetas es absolutamente original. Cuando los demás enmudecen por el cansancio de su garganta, él está empezando... Se establece una lucha en la que quien muere primero es el que escucha, porque sus pellizcos saben arañar en lo más "hondo" las carnes del alma flamenca.

Agujetas es el cantaor que se duele por derecho. Es la voz firme y segura que se sabe en posesión del mejor cante y de unas cualidades que han ido a más a lo largo del tiempo... Desde que su voz se fraguó a golpes de yunque y en la herrería de su padre a la actualidad, ha ganado lo indecible. Su profundidad tiene solera. Su sabor, su paladar, es como el vino más viejo de su Jerez natal.

PEPE FERNANDEZ


EL YAYO EXTRAORDINARIO AFICIONADO MADRILEÑO AL FLAMEManuel Agujetas es un monstro del cante Flamenco gitano-andaluz, él con su cante solamente comparable al de mítico Manuel Torre, nos va a transportar 125 años atrás en la historia del cante flamenco, cuando la época dorada del cante de Andalucía, Manuel Agujetas es un cantaor genuino, Ancestral, puro, sin trampa ni cartón. En sus cantes se deslumbran los duendes y esos tan misteriosos, soníos negros.

El YAYO

Al lucero del Alba le canta este hombre su verdad porque es incapaz de disimulo, ni en la vida ni en el cante. Aquí no hay alivio ni pegajosos aconchabamientos con nada ni con nadie...

Si Manuel ha levantado su casa sin plomada y sin nivel y con sus propias manos ¿quién soy yo, ni nadie, para exigirle que dé gusto a nuestras particulares geometría?

¿No es un grito seguiriyero al filo, azaroso de la vida y de la muerte, la voz más arcaica, oscura y castigada, la voz de tantas voces entrañadas, hasta cierto punto en la de un pueblo, Andalucía, que impregnan nuestro devenir vital, aunque solo sea porque sobre el blanco España de un mural que tantas veces exhibió la estampa flamenca de lo español los gitanos han puesto su garboso acento rebelde y libertario?

... El cantaor ha confirmado plenamente su recia identidad artística hasta convertirse en una figura indiscutible de la afición y en uno de los clásicos del cante jerezano que ya resuena en otras voces más jóvenes.

PACO AMAZÁN CRÍTICO FLAMENCO QUE CREYÓ EN MANUEL AGUJETAS DESDE EL MISMO MOMENTO QUE PISÓ MADRID, SUPO VER MEJOR QUE NADIE LA GRANDEZA CANTAORA DE MANUEL AGUJETASCante jerezano "forzao" el pecho por medio a pleno pulmón y la boca bien abierta: para echar por esa gruta que tiene por garganta todo los arañazos que una historia de curas y militares dejó en la carne y en la memoria de su parentela y todos los golpes y mellas de su propia biografía; para que sea posible esa entrada bravía -que ya hace sentir que va de verdad y hay que escuchar en serio- a un tercio grande de fandangazo jerezano rozando la memoria de Manuel Torre, y por la misma vereda y la estela de su ilustre paisano, la densidad dramática y el rajo en el taranto o por seguiriyas, o en el desolado temple que una voz tan viril imprime a la queja por solea, mientras discurre con amargo regusto filosófico o ajusta agravios sentimentales y todos son causas que al estallar van sembrando de astillas el corazón de los que le escuchan porque no es complaciente su presencia ni su cante y nadie que sea honesto escapa sin pagarlo.

FRANCISCO ALMAZAN

Bienvenidas sean las sustituciones. Por fin tomaron plaza de nuevo los cabales exigentes en el Central para disfrutar de dos cantaores incalificables hoy día, pues no entienden de formalidades ni de oquedades belcantistas, sino de gemidos profundos y duraderos.

En efecto, si el cante es el sentimiento trágico de la vida y la música que lo sustenta pertenece a la cultura de los oprimidos, solo son auténticos quienes hacen coincidir lo que dicen con lo que sienten, tal que estos dos jerezanos que han teorizado sobre la estética del dolor y sentando cátedra sobre la expresión íntima del cante, esto es, aquella que no busca la creación volátil ni el aplauso fácil, sino el disfrute y la comunicación.

Es obvio que el discurso de ambos ha sido discontinuo, de limitados recursos melódicos y de superficies rugosas, pero de alcance ilimitado, y no por sus locas excentricidades, sino por el gusto por lo trágico y el sesgo fecundo de sus propuestas, cargadas de enojo y desvaríos y exentas de exactitudes escénicas.

Agujetas, que es un majareta genial y que encontró en la guitarra de Manuel de Palma a un maestro excepcional, se agitó por seguiriyas en las convulsiones terribles de Lacherma, Paco La Luz, Tío José de Paula y Cagancho, arrancó las violentas vibraciones de las soleares del Torre, Mojama, el Chozas, Carapiera y Juan Ramírez, abrió brechas sobre la llaga de unos martinetes únicos donde dejó una rabia espelúznate y manifestó su alma indomable en los fandangos de Manuel Torre, Cepero y Bizco Amate.

En la solemnidad de la noche, tan loca, continuaba el asombro de un público que no tuvo más remedio que ponerse en pie y despedir a estos estetas del dolor jondo con encendidos aplausos. Aquellos rostros contraídos y los ojos fulgurantes ante la desordenada pero incesante contracción de los músculos del grito, nos habían alcanzado plenamente.

MANUEL MARTÍN MARTÍN

... El cante a revienta calderas, como el de los cantaores fragüeros, los que conforman el buen metal. Agujetas forja quiebros como ganzúas del sentimiento... Y esa voz con cicatrices, la del flamenco de venas abiertas.

Con un solo grito ordeña la vaca hasta dejarla seca. Hay cantaores que son como Sugar Ray: pueden pegarte 50 golpes en nada de tiempo. Pero con una sola vez que te dé Agujetas te vas al suelo.

El cante de Agujetas es difícil de explicar ¿cómo explicar un cataclismo?

En los 58 minutos del filme aparecen varios de todos los yo de Agujetas, que hace declaraciones de varios colores, tendentes a lo oscuro... En el quejío de Agujetas resuenan todos los goznes del flamenco la vitalidad del cante heredado.

lUIS CLEMENTE, EL ÚLTIMO EN LLEGAR, VIO MEJOR QUE NADIE EL POTENCIAL ARROLLADOR DE MANUEL AGUJETAS DÁNDOLE EL SITIO QUE REALMENTE MERECÍAOro en los dientes, pero no pelos en la lengua. Deja algunas declaraciones contra los señoritos... ¿Es raro Agujetas? ¿O es integral, equilibrado?

Es un cantaor de máximas flamencas, duras como el martinete –"Una persona que sepa leer y escribir no puede cantar Flamenco, porque pierde la buena pronunciación-". Referencia a los cantaores analfabetos que escribieron las cartas de navegación del flamenco, los cantaores gitanos alérgicos a las florituras, antirretóricos.

Desde su voz profunda como mirada de cíclope, con Agujetas nunca es posible siempre.

LUIS CLEMENTE

De nuevo comparece Jerez de la Frontera en nuestro programa, en la persona de Manuel de los Santos Pastor, Agujetas, gitano, nacido en 1.941, al pie de la Torre de San Miguel, en la plazuela y dueño de unos rajos flamencos que lo hicieron desarrollar desde los primeros tiempos. No hace mucho, de su aparición en el mundo del cante, yo pensé al oír su primer disco y poco después al oír su cante, pensé en las pinturas de Altamira, asociación un tanto disparatada, pero que advertí que está centrada en el primitivismo del cante de Agujetas, él es un arcaico del cante, su cante está lleno de rajos duros, agresivos, casi incivilizados, pero de la mayor solera, porque proceden de las antiguas covachas, de tabernas excavadas en el flanco de las rocas, y de los reductos más antiguos, de allí donde el cante tiene de llanto más que de canto, la raíz, y donde el estilo de Agujetas cubre una ancha zona de misterio, él, por decirlo también en letras de seguiriyas:

Rompe cantando,

y por ese río que mana en su boca

retiemblan los años.

FERNANDO QUIÑONES

¿Qué vas a cantar, Manuel? -"Por seguiriyas y por solea" ¿Nada más que por seguiriyas y por solea? - "¡Nada más, no hace falta nada más!" ¿Quién, de cuantos conocen al Agujetas, no se imagina, como yo ahora, este breve diálogo con su productor a la hora de seleccionar los cantes que podrían ser incluidos en este disco? La elección de estos dos "palos" cimeros del cante jondo sitúan a Manuel de los Santos el Agujetas en un terreno interpretativo difícil, donde de verdad se mide un cantaor flamenco. Es el terreno de su gusto y donde sus necesidades expresivas y su poder de comunicación encuentran las formas y medidas cabales. Solea y seguiriyas, sin más adorno ni acompañamiento de cualquiera de los otros valiosos cantes del venero flamenco. Así es de elemental y rotundo el Agujetas; así es de gitano este señor de Jerez de la Frontera que ayer trabajaba en la fragua de su padre y que hoy no quiere formas intermedias en la fragua de su pecho ni causes pequeños para el caudal de sus penas grandes.

Cuando vi y escuché a Manuel por vez primera, acababa de llegar de su tierra con el retrato de Manuel Torre en la cartera.

Fue en 1.970, con motivo de la aparición de su primer disco y su presentación en el Ateneo de Madrid. Cuando entré en la sala, vi a muchos de los que allí estaban con una regla enorme en una mano y un compás de afinadísimas puntas en la otra. y mientras tanto, Agujetas, estallaba en rosas negras que iban cubriendo la sala mientras hacían daño tus "ducas" en el corazón de los que no escuchamos con el oído si no con los oídos del alma abiertos como un campo al trazado irregular y caliente de hombre verdadero buscándose la vida en la gran ciudad. Aquellos hombres, que yo imagino representantes del Movimiento Internacional de Pesas y medidas, estaban allí con los instrumentos del folklore burgués en las manos, dispuestos a juzgarte sin compasión. Son gentes que solo escuchan con el oído y que visten túnicas severas que les dan apariencia de sabios doctores que, por haber leído los latines de los tratados y Biblias de la flamencología, han aprendido a hablar mucho de todo esto, sin embargo, no tienen nada propio que decir. Y ya no son tres, sino muchas más las puntas o antenas que llevan en la cabeza quienes pretenden controlarte.

PACO AMAZÁN CRÍTICO FLAMENCO QUE CREYÓ EN MANUEL AGUJETAS DESDE EL MISMO MOMENTO QUE PISÓ MADRID, SUPO VER MEJOR QUE NADIE LA GRANDEZA CANTAORA DE MANUEL AGUJETASPero tú suenas flamenco nada más abrir la boca. Apenas la abres y ya suben por tu voz arañada los mejores metales que han forjado las fraguas de los gitanos. y no importa de quién ni por donde vienen los cantes que tú haces, ni como fundes los estilos de quienes te antecedieron, ni si éstos corresponden como un guante a la mano de sus dueños a lo que tú cantas en un momento determinado porque eres inconfundible y solo suenas a como tú eres y a como tú vives con "tus causas" a cuestas, en medio de este ruedo ibérico que ahora no lo están volviendo cuadrado. "Ahora voy a cantar mis causas", decías un día en "Viva Madrid" o en "Gayango" o en cualquiera de las tabernas flamencas que rodean la plaza de Santa Ana. Causas que podrían ser de los gitanos de "Cien años atrás", interpretadas con las misma autenticidad y desgarro que, antes de subir a los escenarios de los Cafés de Cantes, exigía la verdad trágica de tu raza marginada y perseguida. Desde entonces, el cante, convertido en mercancía, en la mayoría de las veces la simulación de la tragedia y no la tragedia misma como expresión directa de causas propias puestas en cuestión cada día. Uno de los más destacados cantaores de nuestros días –el de voz más arcaicas- Porque tú eres de Jerez... es decir, de la tierra donde se ha cantado más jondo siempre; la tierra de Manuel Torre, de Tía Anica, de "Terremoto" y "el Chocolate" o de ese asombroso modelo de aficionado, paralelo a ti entre los payos en rajo y autenticidad que es Juanele.

FRANCISCO ALMAZAN

He tenido la gran alegría de ser invitado para presentar a este fenomenal artista y amigo, Manuel de los Santos, que esta noche nos va a ofrecer lo más grande que tiene este arte, la pureza, porque cada persona siente el cante de diferente forma. Manuel es un cantaor que se quedó es sus raíces, sin buscar lo fácil ni lo comercial y jamás traicionó las reglas Purísima del flamenco, es decir, de nuestros cantes, tengo que recordar que Manuel viene de cuna de grandes cantaores, desde su padre el viejo Agujetas a sus tíos Rubichi y Chalao, todos ellos dejaron una estela de calidad para gloria del flamenco. Gran seguiriyero, conocedor de todos los palos del cante, ejecutándole e imprimiéndole ese estilo personalísimo y de una jondura que habla de las raíces de donde procede. 

En su ya larga trayectoria artística, ha cosechado importantes premios, entre los más relevantes, se encuentra el Premio Nacional Copa Manuel Torre, Premio Nacional Mejor Disco del Año, por el disco "Cien años atrás". Sus éxitos discográficos están recogidos en 20 LPs. Cantaor que ha recorrido con su arte parte del mundo, sus actuaciones en New York, Austria, Japón y Francia se cuentan por éxitos, este es señoras y señores Manuel de los Santos Pastor, Agujetas, que esta noche vamos a tener el privilegio de escuchar acompañado por la guitarra de Periquín "Niño Jero", Periquín es un guitarrista de gran pureza, en su largo camino profesional ha tocado a los mejores cantaores del momento, como solista siempre demuestra su alta calidad artística con la guitarra. Y esta noche con ustedes: Santiago y San Miguel, guitarra de Niño Jero y los cantes de Manuel.

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Para Manuel Agujetas desde lo más profundo de nuestro cante:

Manuel Agujetas, cante sabio, cante puro,

cante de fragua y de tierra,

de tierra porque florece en sus venas

la grandeza del cante más grande

y vivo que se sembró en esta tierra,

de fragua porque sus gentes al hierro

dieron sus fuerzas y a Dios sus cantes profundos

llenos de dolor y sentencias.

Al son de aquellos martillos,

las seguiriyas sangrientas,

la solea lanzá al fuego

y el martinete despierta,

cante de dolor y hería,

de sudor y herramientas,

cantes siempre a lo grande,

Manuel de los Santos, Agujetas,

tu voz nace en lo profundo,

sabor de fragua y de fiesta.

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Manuel es un flamenco que, con su personalidad anárquica e imprevisible, ha transcendido los circuitos habituales. Su potente imagen concuerda con el primitivismo salvaje de sus cantes. Así aparece, con todo su fulgor, en la película "Flamenco" de Carlos Saura.

Agujetas es todo un personaje de duro rostro y dorados piños. Si algo le caracteriza es no tener pelos en la lengua a la hora de sentenciar según su personal criterio.

JOSE MANUEL GAMBOA

Al sonreír le sale de la boca un relámpago amarillo y un tañido de palabras que golpean contra el oro bárbaro del diente. Un hombre con todos los dientes chapados genera una extrañeza mineral. Desde ese laboratorio de metales, Agujetas lanza contra la atmósfera su repertorio de seguiriyas, soleás, martinetes, fandangos, tonás... Su cante tiene algo físico, muy poderoso, como adobado en los pulmones de un buey. Cuando de la garganta le sale un martinete es como si tuviera el yunque llorándole en el gaznate.

ANTONIO LUCAS

El sufrimiento y la soledad, él los atenúa con la insolencia.
Es ésta lo que le hace resistir, lo que le da, contra viento y marea, esa alegría impertinente que les irrita y que a veces se les hace odiosa. Él grita su verdad, y lo más asombroso es que ésta es coherente con su vida: es prodigiosa una independencia así…

Tiene la misión de esa verdad y es necesario que haya alguien para decirla, pero le hace ser detestable. De todos modos, no le queda otra elección. Ha ido sumiéndose cada vez más en ese absoluto, por fidelidad a lo que ha recibido, porque es inolvidable. Él conoce el valor excepcional, incomparable, ancestral de ese cante. Todo lo demás para él es traición.

No hace diferencia entre ese cante y su forma de vida, y es en esto también en lo que se manifiesta su fidelidad, su fuerza: si se pusiera a vivir como todo el mundo, ya no podría cantar con esa rabia, perdería la deslumbrante virulencia de ese cante que hiere… y alivia. Ahí está: esa concepción suya le aísla irremediablemente, ya que no tiene nada que ver con el mundo moderno. Él rechaza: es rechazado a su vez. Le da igual, sufre mucho menos de lo que disfruta con ello.

DOMINIQUE ABEL DESDE EL PRIMER MOMENTO QUE ESCUCHÓ A MANUEL AGUJETAS QUEDÓ PRENDADA  DE SUOSCURO METAL DE VOZEs igual que las cavernas que habitaban los primeros hombres, y sólo a su lado hallo la paz de la querida oscuridad, frente a sus falsas “luces”. Allí encuentro el recogimiento de mi persona y su despojamiento; sí, se opera como un milagro en su presencia. Nuestras almas se sonríen en la oscuridad, con las manos enlazadas en secreto. No me queda entonces más que lo esencial, lo vital; vuelvo a ser una niña, o bien me siento una anciana. Ya no tengo edad alguna, no estoy en ningún lugar, salvo en el instante mismo. Por fin a salvo de los juicios normativos, restrictivos, que confunden el ego con la soberanía… ¡Por fin!, alguien con quien entenderme. ¿Molesta yo por la fuerza de su ego? ¡Al contrario, sosegada! Ojalá hubiese más “egos” así, en la antítesis de la sed de reconocimiento, únicamente colmados de sí mismos, de su riqueza íntima, de la intensidad con la que viven todo. Y si de ello resultan algunas obras, no son más que las salpicaduras de esa profusión interior, de tanta personalidad, de tanta originalidad.

D. ABEL

“…Agujetas fue en este sentido un legatario de asombrosa fecundidad, un elegido de no se sabía qué dioses desconocidos. Aparte de su natural capacidad expresiva, que era mucha y de muy varios calados, había ido asimilando toda una serie de nutrientes de indescifrables texturas flamencas.

Heredero del arte anónimo de su padre, prolongó esas enseñanzas domésticas en una serie de versiones de cante absolutamente irrepetibles. Nadie como él, entre todos los cantaores que tuve oportunidad de oír, que fueron muchos, me conmovió tanto y de manera tan imborrable. Agujetas ahondaba en los territorios del duende hasta llegar a una sima que muy pocos conocían y en la que ya nada era predecible. O alcanzaba esa cima o renunciaba a seguir cantando. O la plenitud o la frustración”.

CABALLERO BONALD

En referencia a los martinetes que canta en “Flamenco” de Carlos Saura. “Desgarrador, casi sangrante, en martinete no ha habido otro como él. Se nota que sabía lo que era sufrir y darse, que ya es mucho. Para mi es uno de los puntos álgidos del ARTE (de todas las ARTES), lo mismo que las Meninas de Velázquez, el Quijote de Cervantes, el panteón de Agripa de Roma, o la quinta de Beethoven. Para mí, son lo mismo de emocionantes.

VICTORINO GARCÍA

Manuel es como el whisky cuando lo pruebas por primera vez, áspero, no es una cosa que te agrade, cuando a mitad del tiempo lo vas probando es cuando tú capta lo que es un buen whisky o un buen cantaor como Manuel.



Manuel se inició muy sencillamente a base de vernos en las ventas por las noches y siempre buscando algunas amistades para meterse un poquito en la sociedad, que estaba totalmente desentendido de ella, Manuel no ha querido nunca nada con la sociedad, porque él, es un gitano muy rancio, muy antiguo, ha nacido cien años después, es muy raro, muy desconfiado.



Claro Manuel tenía muchas dificultades porque tenía muchos hijos y ya empezamos a decirle Manuel, tú debes ser artista, deja, esas cosas no me gustan, total un año y otro, hasta que le digo, aquí se ha “terminao tó”, tú tienes ya 35 años y cuándo vas a salir, tú quieres salir o no quieres salir. -Yo quiero cantar-.



Un hombre con un sentimiento fuera de lo común, que araña, no tiene nada que ver con el cante, el cante es una cosa que se comercializa. Pero Manuel cuando canta, por ejemplo, en Chipiona el sábado, le salió el duende y cantó por solea como se tiene que cantar por solea en esos términos y en esas alturas de esos cantaores. El duende sale muy pocas veces, cuando le sale a Manuel hay que salir corriendo, hay muchas veces que te pone en otro éxtasis y otras veces hay que decir no cantes más que está cantando muy malamente.



Tiene 200 años de cante, de su bisabuelo, del abuelo, del padre, de las tías abuelas, de los tíos abuelos, de su abuelo Rubichi compadre de Manuel Torre; después Manuel, los hermanos, las hermanas, ahí el que no canta es porque no habla, como hablen cantan tos. Es una familia fuera de lo común, eso es una cosa extraordinaria.



Manuel Agujetas Viejo era una enciclopedia del cante y lo tenía todo de su abuelo, su padre, Manuel Torre, Carapiera, Marrurro, Farrabú, Juan Jambre, Tío José de Paula, todos esos grandes genios del cante de Jerez, él los recogió y fue fiel a esos estilos que, gracias a él, lo ha heredado su hijo para la eternidad. El viejo era una bellísima persona, yo me acuerdo de un día en el 74 que estuvo Antonio Mairena aquí con Pastora Imperio para entregarle a Manuel la Copa de Manuel Torre. A eso de las 12 de la mañana estábamos en casa de Tío Juane y a eso de las 6 de la tarde empezó Manuel a cantar por seguiriyas y empezó ese viejo a llorar, yo estoy a punto de hacerlo, esos momentos son “ineborrables”, son momentos que no se pueden explicar, son momentos que te tiene que coger en el sitio; es una suerte que tiene el aficionado para estar en ese sitio. Y el viejo dice, claro llorando ya con lágrimas en los ojos -como mi hijo Manuel no hay quien cante adoraba a su hijo como cantaor-.



La emprincipiación de una saeta en un cantaor cualquiera cuando dice el primer tercio para entrar ya en lo que es la saeta, Manuel ha terminado, porque es la saeta por seguiriyas de Manuel Torre; los tercios ligados, sin respirar, bueno, estos señores tienen pulmones de buey, coger los cantes llevarlos y traerlos como un fuelle y después enlazar los tercios y rematarlos.



Este hombre es muy inquieto, él está en el campo y está cantando, está trabajando y está reinando en el cante, no es una persona que está en lo suyo, no, no, él está siempre reinando en el cante, por eso canta como es él, con inquietud, es una persona muy inquieta no puede estar parao. Es el que más ladrillos ha gastado en España, no he visto más obras que hace en la casa, y entonces tiene que cantar como es él, bravío.



EL EXTRAORDINARIO AFICIONADO EL PLATERO, CAMPARE DE MANUEL, REVELADOR Y GRANDEFENSOR DE LOS ENTRECIJOS CANTAORES DE MANUEL AGUJETAS
Tuvo una ocasión muy buena con nosotros, cuando no era artista todavía, la inquietud que tenía este hombre, no se lo podía, tenía que bajarse y hablar con alguien y estuvo allí un gran aficionado que era de Jerez, un señorito que se quedó arruinado a cuenta del cante y estuvimos en la fragua, este hombre sacó un cigarro del bolsillo y resulta que no tenía mechero, dice Manuel no te preocupes y cogió un pedazo de hierro del grueso del cigarro y lo puso en el yunque y a base de martillazo lo puso como una candela al rojo vivo. Ese es el temperamento que tiene este hombre y así canta y así se morirá, si Dios quiere, que dure 100 ó 200 años, porque es una persona que no se podrá nacer otro igual que él.

ANTONIO EL PLATERO



MORAITO COMO LA MAYORÍA DE ARTISTAS DE JEREZ VIERON A MANUEL AGUJETAS COMO LO QUE ERA POR SU CANTE. UN DIOS FLMENCOAcompañar a Agujetas para mí es una experiencia de las más bonitas y de las más positivas, porque es un cantaor que siempre te está sorprendiendo con algo nuevo con una cosa que todavía está sin pulir, el cante de Agujetas pienso que es una cosa salvaje, en estado puro.

Cantando Manuel Agujetas por seguiriyas, martinetes, solea, eso son los cantes de él, porque el cante suyo suena a fragua y huele a Fragua.

MORAITO

Que quiere que te diga de Agujetas, que a mí cuanto menos se me pone el estómago revuelto cuando lo escucho cantar, se me sube la adrenalina, me pone los bellos de punta, el cante de Agujetas es que hiere, que te sangra, te corta como un cuchillo, te corta las carnes, te estremece, eso es lo que es Agujetas.

EL COYOTE
Manuel Agujetas en el Elebash Recital Hall


Desde 1976 no actuaba en Nueva York. El Sr. Agujetas cantó por soleá, fandangos, seguiriyas, tientos y los martinetes cante sin acompañamiento. Usó una voz tensa, temblorosa y sollozante; Gritó en tonos largos, y los sonidos se retiraron en una especie de quejido nasal, un sonido solitario y penetrante.

La voz del Sr. Agujetas aún es reconocible de esas películas (Ritos y Geografía del Cante) 1972, aunque su violencia controlada se ha disipado un poco o se ha vuelto más estilizada. A menudo, solo apuntaba con un dedo mientras cantaba, pero en ciertos momentos agitaba los antebrazos en un ritual de angustia. Su tono se ha vuelto más generalizado, por lo que parecía como si estuviera cantando toda una gama de notas a la vez; su vibrato se ha vuelto más pronunciado, un latido constante y profundo.

Todo lo que cantaba era casi punitivamente triste, con cada grupo de palabras separadas por pausas profundas y completas. Una canción contaba la historia de una prostituta que llevaba un crucifijo; cada vez que se quitaba la ropa, el crucifijo lloraba.

Después de aproximadamente una hora y media, señaló su garganta y dijo "esto no es una máquina", como si alguien pensara eso. Dos canciones más tarde, ya terminó.

Manuel Agujetas tiene un eco antiguo verdaderamente ensolerado, dramático que pudiera evocar los primitivos cantes del siglo pasao.

FERNANDO QUIÑONES

 Si se mordiera la lengua, es posible que surgiera un manantial de sangre purísima; por eso, sus verdades se volvieron alguna vez contra él, un ser aparte, un genio incontaminado que inquieta y que en sus inicios no caía bien ni a sus palmeros

JAVIER VILLÁN

Hombre, algo todavía queda. A mí me gusta todo el que cante bien. Por ejemplo, hace poco fui a Rota a escuchar a Agujetas. Con Manuel sabes que de cuatro cosas una te va a pegar el pellizco en la barriga y cuando pasa eso no te acuerdas de lo demás. Para mí Manuel es un bicho. El negrucio este de Rota te hace así cuando menos te lo esperas y dices tú, ya me voy. Para mí es de otra galaxia y te voy a decir una cosa, cuando se nos vaya, ya de mayor, la gente no hablará de Manuel Torre, hablará de Manuel Agujetas, y eso lo sabe mucha gente, y en Santiago también  PACO EL GASOLINA


LLEGANDO A LA CONCLUSIÓN QUE CANTABA EN UNA METRICA TONAL ANTERIO A LA TEMPERADA, DE AHÍ EL EMBRUJO DE SU CANTEHace 35 años íbamos mi mujer, mi hijo de pañales y yo en el coche de Madrid a Sanlúcar ¿Saben qué le ponía al niño para que estuviera relajado? Agujetas. ¿Cómo un niño de pañales puede quedarse hipnotizado escuchando eso? ¿Cómo es posible que este hombre desafine? Me puse a analizar y descubrí que no desafina lo que hace es cantar en una métrica tonal que era la que existía antes de la escala atemperada. Este tío viene de recoger eso de su familia en su mundo. Eso es para volverse loco. Eso conlleva que desde nuestro oído temperado de hoy te parezca desafinación, pero también conlleva que eso tiene un embrujo que no lo tiene la escala temperada.

Manuel Muñoz Alarcón ABC Sevilla 2009

Una de las más acusadas cualidades del cante de Manuel Agujeta es, sin duda, la de su incontaminación. Nada es aquí superfluo ni artificial y nada ha sido perturbado por el paso del tiempo y de las modas. Un cierto sentido, el aliento y la libertad interpretativa del Agujeta enlazan de hecho con la raigambre humana y artística que propicia el florecimiento de las formas gitano-andaluzas primitivas.



Todo tiene, realmente, algo de primitivo en este cantaor aún joven que aprendió de su padre lo que este a su vez había aprendido de Manuel Torre y

Una de las más acusadas cualidades del cante de Manuel Agujeta es, sin duda, la de su incontaminación. Nada es aquí superfluo ni artificial y nada ha sido perturbado por el paso del tiempo y de las modas.
-por herencia familiar gitana- de los grandes intérpretes flamencos del siglo pasado. Una voz desgarrada y profunda, recorrida de arañazos y mordeduras, de repentinas luces y sombras, se une a un desgarrado sentido emocional de la expresión. Incluso en los momentos en el que el cantaor entrelaza estilos de distinta procedencia, lo que está haciendo es afirmando una personalidad que solo obedece a los dictados de sus propias -y atávicas- necesidades comunicativas.

JOSÉ MANUEL CABALLERO BONALD



DESDE EL PRIMER MOMENTO EN QUE SE LO PRESETO PARRILLA EL VIEJO. SIENDO POR ALGUNOS AÑOS SU APODERADO…El actual maestro de cante de Jerez, Manuel Agujeta, catedrático de lo jondo, uno de los pocos que van quedando de los que aún continúa la tradición de respeto a los Venerables patriarcas del legado andalusí del viejo cate nuestro. Sabio consentidor y mantenedor de aquellos ecos ancestrales que heredó de sus antepasados y de los gloriosos maestros de su raza gitana.

JUAN DE LA PLATA



TÍM PARRILLA, JUAN DE LA PLATA Y MANUEL MORAO FUERON LOS IMPULSORES DE SU PRIMERA ÉPOCA JUNTO A ANTONIO EL PLATEROEl futuro del cante de los gitanos está muy mal. Al principio era despreciado, después llegó el cambio de nombre y se apartó a los gitanos de él. Antes los gitanos éramos necesarios, porque, aunque se estuviera haciendo una copia de nuestro cante, había un respeto, se sabía que eran los gitanos los que lo hacían bien y hoy día no ha quedado ni siquiera esa consideración. …El único cantaor en la actualidad que sabe cómo cantar este cante es Agujeta y está marginado dentro del circuito, es un ser extraño para el mercado. Hoy ni necesitan a los gitanos, hasta se atreven a decir quo no han hecho nada en el cante.

MANUEL MORAO

La frase, acertada, por cierto, Se canta como se es, nunca ha estado más evidente que en el caso de Manuel de los Santos Pastor, El Agujetas. Este hombre, gitano, artista, cantaor y bohemio, que vive según los cánones de otros tiempos pretéritos, canta con formas y sentimientos que nos remontan a los principios del cante gitano; un cante que nacido en las mismas entrañas y, sin alteración ninguna, se hace realidad, en un mensaje musical doliente -casi en trance- que atrapa sin remedio a quien lo escucha, adentrándose hasta la médula para herir y estremecer. Agujetas posee el don de aquellos soníos negros que tanta huella dejaron en Federico García Lorca cuando oía a Manuel Torre. Y es que el cante de aquel gitano genial de principios del siglo pasado es el mismo que hoy, a comienzos del siglo XXI, nos transmite este artista singular y de acusadísima personalidad.

Agujetas es un verdadero místico del flamenco. Su vida, cual eremita, se desarrolla al margen de la sociedad: reside en una casa de campo -construida por él mismo- en comunión con la naturaleza, sus seres más íntimos y el cante -su cante- porque para este cantaor, su arte no está encuadrado dentro del término Flamenco, sino en el de cante gitano, y así lo proclama a los cuatro vientos. Proviene de una de las familias de la baja Andalucía con más enjundia de esta música, y al igual que sus predecesores, traslada al cante los sentimientos personales de sus vivencias; pero, a la vez, estudia continuamente a sus clásicos y se rebusca en sus aptitudes para conformar su discurso. Agujetas no cree en el duende o en un estado de ánimo propicio para musitar sus duquelas: llega el momento de cantar y canta, sin más historias. A lo mejor es que siempre está enduendado.

Su reputación de hombre arisco y áspero es más bien producto de una actitud vital, en consonancia con su forma de ser y estar: Hay que cantar a la realidad. Lo que estás pasando y lo que has pasao. Si no hay causa justificá, no cantes, ni escribas, ni pintes. Si no hay causa no hay ná. Sin lugar a dudas, El Agujetas es uno de los artistas abanderados del cante gitano; cante que, dentro del Flamenco, cuenta con personalidad propia como consecuencia de unas vivencias históricas y de unas formas personalísimas que tienen los de esta raza para expresar musicalmente sus sentimientos.

PACO HERRERA



ENTREVISTAS PRESENTACIONES DE DISCOS ESCRITOS SOBRE MANUEL AGUJETAS SIEMPRE TUVIERO CABIDA EN SU PROGRAMAPara mí. Agujeta es el mejor siguiriyero del sido XX. Con Agujeta puedo contar hasta una anécdota, y es que de vez en cuando se presentaba sin avisar en la radio y se ponía a cantar, sin guitarra ni nada. Para mí ahora mismo Agujeta es el número uno, al menos como yo lo siento, y a veces me sorprende que hoy día triunfe gente con voces de cantantes de ópera y a mí eso en el flamenco no me dice nada. He llorado con Terremoto, con Agujetas, con Tío Borrico o con Tío Juane, que no era un cantaor profesional, pero ahora es difícil que alguien me haga llorar. Todo ha cambiado mucho. 

Manuel de los Santos Pastor, Agujetas. Puede que con eso esté echando por tierra a muchos otros, pero no estoy despreciando a nadie. Pero me está preguntando el que, para mí, es el súmmum del cante. Como yo lo entiendo, como yo lo siento, como me llega aquí al corazón, es el que me hace llorar, el que me eriza los vellos... Ese es el cante para mí. 

PEPE MARÍN
Al ser humano no hay nada que lo apasione más que el misterio. Y nada más misterioso ni insondable que los sonidos que salen a bocajarro de Agujetas. Un oráculo portador de lo sobrenatural que pueda tener un habitante de la Tierra. Una voz que, en palabras de Frédéric Deval, parece salir de una herida para volver a ella. Algo de fiera que tiende a la queja pero no hacia los demás, sino a sí mismo; queja solitaria, desconsolada, irremediable.

En efecto, nos hallamos ante un portavoz del cante que hay que nos obliga a retrotraernos muchos años atrás —siglos— para descodificar la plenitud de sus mensajes cargados de una visceralidad rotunda. Como si aún estuviera sintiendo en vivo las condenas de una pragmática desgarradora. El hombre lanzando un alarido ante el destino que sostiene en su mano el hierro candente de la fragua.

Lleva lustros de tradición cantaora a sus espaldas. Para sus gentes el cante no fue creado para soliviantar las horas sino como remedio acaso, como último recurso, para emplear soliloquios por siguiriyas ante el dolor.

EN SU ÚLTIMA ÉPOCA FUE UNO DE LOS  ARTÍFICES DE V.O.R.S DONDE PARTICIPABA MANUEL AGUJETAS
Es así, como el cante de Manuel de los Santos te deja traspuesto porque hunde sus raíces en el drama humano del que todos, sin remedio, somos partes o quizás reos, pues nacimos igualmente condenados.

Resulta igualmente misterioso el amasijo de cultura en la sangre que atesora. La sabiduría intrínseca de llevarse horas y horas cantando sin repetir una letra. «Yo siempre estoy con el cante metío en la cabeza. Estoy durmiendo, comienzo, andando y el cante da vueltas y vueltas», ha comentado en más de una ocasión como si estuviera poseído de una vis compulsiva que le tira perennemente de las mangas de ese traje que cubre nuestra carne.

A mí, por sus formas de vida y de su lenguaje distinto me parece, en ocasiones, como aquel niño que se crió en la Selva, alejado de la civilización y lanza unos alaridos que despiertan nuestras conciencia más dormida.

Lo que ocurre es que esos alaridos están dentro de una forma poética y musical brillante, culta y sin parangón que es el cante. El testamento gitano que él ha recibido en el genoma. La queja que se convierte en hermosa y asequible a todo oído.

Manuel de los Santos Pastor, el tesoro de las agujetas que se clavan en lo profundo ser.
JOSÉ Mª CASTAÑO 

Con Manuel Agujetas se va la siguiriya que asustaba al azogue de los espejos. Una queja intemporal que era un lago seco y agrietado. Sí, Manuel te acongojaba con su cante a modo de papel secante; por dejar desnuda la expresión eliminando cualquier adorno que distrajera el dolor.

A Agujetas lo escuchabas y te dejaba como sin oxígeno, huérfano y la sangre se convertía en arena espesa. Pues, sus ayes te dejaban hueco como en un paisaje desierto de lunas muertas. Manuel Agujetas te llevaba donde el silencio se calla… paisaje yermo de soles en penumbra.

Nos queda el saber de los deberes hechos. Porque en su final, nuestro equipo de Los Caminos del Cante con el padrino de los montes vascos BBK, lo llevó a Villamarta con El Torta y El Moneo… Y lo llevamos a La Bienal de Sevilla, al Teatro de la Maestranza, cuando recortando y arañando los tercios dictó enseñando las palmas de las manos: “Me estoy apagando… por cada día que pasa”… Una sentencia ya tan astrigente y cruda que duele incluso en el recuerdo.

Ese día sin saberlo nos estaba dejando en el aire un testamento: una forma de lamentarse de la vida y en la vida con sabor a muerte en las encías. Usando el cante como herida y saliva al mismo tiempo. Un cante que queramos o no ya forma parte de la historia jonda. La de Manuel de los Santos Pastor, aquella queja sanguinolenta por la que supuraba la memoria de los suyos.

¡Hasta siempre Manuel, Agujetas de los cantes!

¡Como dura una palmera, así debía durar el llanto!

JOSÉ MARÍA CASTAÑO



Para mí, con su muerte no se cierra un libro ni una página, se cierra una parte histórica de lo que es el flamenco. Dentro de 100 años, para mí, se hablará de Agujetas igual que ahora se habla de Manuel Torre. Cantaores como Manuel ha habido pocos porque su cante trascendía, te tocaba la fibra. Que era raro como persona y tenía una personalidad difícil, sí, pero también la tenían Picasso, Dalí o Mozart. Mi experiencia con él me demuestra que alimentaba un personaje, porque luego en el cara a cara no era así, a su manera, pero distinto. Era sensible porque no se puede cantar tan bien sin ser sensible. ALBERTO SAN MIGUEL



Conocí a Agujetas cuando produje su disco con Gualberto. Grabación inolvidable donde estuve con él varios días oyéndole cantar, hablar, opinar mientras comíamos. Uno de los últimos hombres de las cavernas, de una raza en extinción, como Joselero o el Negro del Puerto, con los que también grabé, o Terremoto y Manolito el de María que, efectivamente, vivía en una cueva. Hace dos días se fue Agujetas y por eso hoy tiene todavía más valor la película que sobre él hizo mi venerada Dominique Abel. Gonzalo García Pelayo


De un modo completamente distinto, pero idénticamente inolvidable, alguien me descorrió una vez la cortina de Manuel de los Santos, Agujetas de Jerez y, en ese milagroso minuto, el jondo se me partió en un antes y un después, porque lo que estaba escuchando no tenía brillo de voz ni palabras, sólo hondura abisal. Era como si en la historia del cante se abriese una falla y surgiese una lava lenta y primigenia, un flujo ancestral hecho de verdad e instinto. Agujetas decía no saber los años que tenía «porque mi padre no me hizo papeles». …Era el rey de las soleás y las seguidillas y el emperador del dificilísimo martinete de la fragua. Saura lo sacó en «Flamenco» y se casó con una bailaora japonesa, Kanako. Tenía un ego imposible. Nada de eso, sin embargo, recoge el llanto ni la rabia ni la dulzura de sus estrofas. Cuando Agujetas abría la garganta, salía un pueblo de sus entrañas… (Cristina López Schlichting)


'Agujetas', duende y misterio. La muerte de Manuel de los Santos Pastor no supone sólo la pérdida de uno de los cantaores más grandes de la historia del flamenco, sino que implica además la candente necesidad de análisis del fin de un modo de expresar la cultura jonda. En torno a la figura de 'Agujetas' siempre han existido dudas existenciales que, ni con documentación firmada y tras estudiar el tema en profundidad, han sido saciadas.
Si bien es cierto que desde hace ya unos años Manuel era estimado como un mito del cante más rancio y esencial, con su fallecimiento en la mañana de ayer se abre una nueva era en la que el cantaor servirá siempre como referente del último acreedor de un sensibilidad extraña que hacía de su eco un profundo manantial de sensaciones misteriosas que no resultaban fáciles al oído, y mucho menos al corazón.
Porque 'Agujetas' o 'Agujetas de Jerez' o simplemente 'Manué', representaba a una generación de enorme relevancia en la cronología creadora de estilos expresivos en el flamenco. De la misma década que la Paquera, Antonio Núñez 'Chocolate' o Fernando Terremoto, el hijo de Agujetas el Viejo sorprendía por su visceralidad, anarquismo, genialidad y misterio. Sobre todo misterio.
El enigma principal alrededor de su vida es, sin duda, su lugar y fecha de nacimiento. En el tanatorio ayer, la familia aseguraba que nació en Rota, como el resto de sus hermanos menores "mientras su madre -Ana Pastor Monje- trabajaba en la fragua". El propio cantaor acudía a lo indefinido cuando se le preguntaba sobre el asunto, "yo no tengo papeles", decía. Pero según su certificado de partida de bautismo, Manuel de los Santos nació en junio de 1936 en la calle Acebuche de Jerez de la Frontera. A pesar de esto, el entorno cercano cuestiona la valía del documento ya que "eso se lo arreglaron al cabo del tiempo". Otras fuentes hablan de que había nacido en Mesas de Asta, un día de junio en el que sus padres recogían semillas en el campo.
Sea como fuere, lo que es incuestionable es que se marcha un brujo del cante que robaba almas a su antojo, esto es, cuando él quería. Provocador del duende que deja herederos de ecos hirientes y huérfanos a los hijos de una época de hambre y fatiga. Si su cante fue grande, su leyenda será mayor. (JUAN / GARRIDO -Diario de Cádiz)




A MANUEL "AGUJETAS"



Es tal la fiereza

de su cante,

que torna su voz, en un instante,

en grito sin belleza

que "jiere" el corazón

Y el alma muerde.

La soleá es una queja en su garganta,

una herida que llora y que sangra.

La siguiriya canta:

y el tiempo, que es una agonía,

se torna en vida que a la muerte llama.

Hace de su cante un monumento

de emoción continua y contenida.

Cantando, Agujetas, da su vida

sabiendo que se entrega a un gran tormento:

la muerte, que da la bienvenida

a su cante, sin par, por siguiriyas.

PACO VARGAS


Recopiló Antonio Delgado

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